Opinión

Los Torrentes de Pedro

La apuesta de moda en ese rompeolas de todas las Españas que es Madrid consiste en adivinar cuándo se hará público el informe que está ultimando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre los tejemanejes del Sancho Panza de Pedro Sánchez, acerca de ese Santos Cerdán cuya única duda a estas alturas es si el tsunami penal que se le viene encima trae olas de 20 o de 30 metros porque, por lo demás, todo son certezas. Fíjense si el navarro de Milagro tiene las cosas meridianamente claras que lleva días preparando la estrategia procesal con sus abogados. Lo que hacen todos los golfos cuando presienten que su suerte está echada.

La bofetada penal va a ser de campeonato, entre otras cosas, porque cometió el error de hablar de toda clase de mangancias con un Koldo García Izaguirre que se dedicó a grabarle a él y a todo pichipata en venganza por la defenestración de su jefe, José Luis Ábalos. Donde hay confianza acaba dando asco. En esas confidencias se habla de obras públicas, de mordidas y trinques varios con especial hincapié en el túnel de Velate (Navarra). Por la boca muere el pez y por la boca va a palmar el secretario de Organización del PSOE, es decir, el número 2 de facto del partido, el encargado de engrasar con dinero claro, turbio o mediopensionista un entramado con decenas de casas del pueblo y 150.000 militantes. 

Será el segundo secretario de Organización consecutivo que salta por los aires por corrupción. El primero fue, obviamente, José Luis Ábalos, que va caminito de Jerez y ahora le toca el turno al siguiente. Una más que probable imputación debería tumbar al Gobierno de España salvo que el marido de la presunta delincuente Begoña Gómez quiera ser el siguiente. Lo normal es que corra la lista. Impedir que Ábalos tire de la manta puede ser relativamente sencillo echando mano de ese poderoso caballo que es don dinero y de la Fiscalía del revelador de secretos Álvaro García Ortiz, hacerlo con Koldo García puede ser igualmente fácil aunque es un tipo más duro —y leal— que el primero, pero hacerlo con los tres a la vez se antoja misión imposible. 

Dios y la UCO proveerán. Más allá de la coyuntura concreta de un Santos Cerdán a los pies de los caballos, está la moraleja del percal del que se ha rodeado Pedro Sánchez, gente de quinta en lo intelectual aunque premios extraordinarios en corrupción. Todo comenzó el 28 de enero de 2017 cuando el ahora presidente del Gobierno anunció que se presentaba a las Primarias por una Secretaría General que había tenido que abandonar por la puerta de atrás tres meses antes.

Más allá de la coyuntura concreta de un Santos Cerdán a los pies de los caballos, está la moraleja del percal del que se ha rodeado Sánchez

Demostrando que si algo le sobra es combatividad y resistencia —eso que ahora se llama «resiliencia» en el colmo de la cursilería—, se montó en su Peugeot 407 particular y se puso a recorrer toda España para intentar dar la vuelta a un desafío que tenía perdido de antemano ante Susana Díaz, que contaba con el apoyo del PSOE socialdemócrata de toda la vida, desde Felipe González hasta José Luis Rodríguez Zapatero, pasando por medio establishment patrio y parte del otro.

¿Quiénes iban con él de región en región, de casa del pueblo en casa del pueblo, de bar de mala muerte en bar de mala muerte? Tres ciudadanos: José Luis Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán, elenco que el gran Miguel Tellado bautizó como «la banda del Peugeot». El primero era el consejero áulico y quien manejaba los listados de afiliados; el segundo, con sus 1,97 metros de altura y sus 130 kilos de peso, ejercía de guardaespaldas; el tercero era el chico para todo. Fue una pelea a cara de perro que Pedro Sánchez ganó contra todo pronóstico y gracias también a la bien pagada colaboración de un Patxi López que hizo de caballo de Troya como tercero en discordia arañando voto moderado a Susana Díaz. El ahora caudillo socialista se metió en el coleto 74.000 votos, la perdedora casi 60.000 y el Abundio portavoz en el Congreso algo más de 14.000. Hagan las cuentas y verán quién dirimió el envite. 

Este miércoles se cumplieron ocho años de aquel 21 de mayo en el que Pedro Sánchez hizo realidad el mito estadounidense del comeback kid, el Ave Fénix que resurge de sus cenizas, el Rocky Balboa que se levanta del suelo tras haber sido noqueado por enésima vez y acaba venciendo a los puntos. Los sueños de aquel entonces han devenido en corrupción pura y dura. El problema no es que al ahora presidente del Gobierno le hayan salido ranas los tres sino más bien que el gran batracio era él.

La catadura moral de Pedro Sánchez queda tanto más perfilada si nos atenemos a la de sus escuderos orgánicos, una auténtica banda

Cuando los eligió sabía perfectamente con qué calaña se mezclaba. Lógicamente, en el microcosmos de Ferraz se conocen todos. A Sánchez no se le escapaba la leyenda negra de Ábalos en Valencia ni sus sospechosas ONGs en Iberoamérica sufragadas con dinero del contribuyente español. Circunstancias del dominio público intra y extramuros. Tampoco la fama que acompañaba a Koldo García, antaño portero de uno de los mayores prostíbulos de Pamplona, Rosalex, cuyo propietario fue investigado por «trata de seres humanos para la explotación sexual», tráfico de drogas y posesión ilegal de armas de fuego. Por cierto: el capo del gran rival de este lupanar, El Búho, fue asesinado a tiros en un ajuste de cuentas. A más a más hay que recordar que el baracaldés contaba con dos antecedentes penales por agresión: una paliza a un vecino del valle navarro de Aranguren en 1992 y otra a un proetarra en 2010.

De Santos Cerdán apenas había noticias porque no era un don nadie. De carretillero en una conservera pasó a electricista y de ahí a escalar puestos en el Partido Socialista de Navarra, primero, y en el PSOE después, como si fuera el mismísimo Edmund Hillary. Claro que su concurso en la sombra fue determinante para que los etarras de Bildu votasen «sí» a la moción de censura de 2018 y para que con el paso de los meses se convirtieran en los más sólidos socios de gobernabilidad de Pedro Sánchez. Daba igual que los subordinados de Otegi hubieran asesinado a 12 socialistas, el caso era conseguir el poder y amarrarlo al precio que fuera. Su estrecha relación con Antxon Alonso, paisano e íntimo del capo di tutti capi de ETA y Bildu, facilitó las cosas. Ahora la UCO investiga las relaciones monetarias entre Cerdán y Alonso, agraciado con un sinfín de obras públicas en Navarra por el Gobierno socialista de María Chivite. En fin, que ellos se lo guisan y ellos se lo comen.

Daba igual que los subordinados de Otegi hubieran asesinado a 12 socialistas, el caso era conseguir el poder y amarrarlo al precio que fuera

Que el marido de Paqui no es trigo limpio lo empezamos a sospechar cuando Víctor de Aldama, que hace de liebre de la verdad, todo lo que denuncia acaba cumpliéndose, aseguró ante el juez que había entregado una coima de 15.000 euros al secretario de Organización del PSOE. Debe ser que el Sancho Panza de Pedro Sánchez se aplicó en sentido pasivo el cuento de la máxima quijotesca: «Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades». 

Todo lo cual no obstó para que el caudillo socialista lo refrendase en el Congreso del partido de diciembre. El presidente unió definitivamente su destino a la de este presunto chorizo el miércoles en una contestación al presidente del PP que le había preguntado educadamente y sin epíteto alguno en el Congreso:  

—Usted, señor Feijóo, se dedica a difamar a personas honestas [como Santos Cerdán]—.

A lo mejor es que quiere hacer bueno aquel «dos por el precio de uno» con el que Felipe González defendió a su vicepresidente en los albores del caso Guerra. Lo cual no obstó para que luego lanzara a Don Alfonso por el precipicio.

La próxima ola se llevará por delante a Sancho Panza, y la siguiente o, como mucho, la siguiente de la siguiente, al remedo amoral de Don Quijote

La catadura moral de Pedro Sánchez queda tanto más perfilada si nos atenemos a la de sus escuderos orgánicos, una auténtica banda: Ábalos es un putero compulsivo, un punkie con traje y corbata que se dedica a destrozar habitaciones de Parador, amén de un comisionista; Koldo era portero de puticlub y un consumado matoncillo; y Santos Cerdán es otro sobrecogedor de marca mayor cuyo currículum profesional es tan respetable como poco apto para una profesión, la política, que consiste en gobernar a millones de ciudadanos. Parecen sacados de un guión del superlativo Santiago Segura. Si te dicen que Ábalos es El Malaguita de Torrente el brazo tonto de la ley, Koldo El Francés y Cerdán El Toneti te lo crees a pies juntillas. Por la pinta externa y por el aspecto interno.

Dime con quién vas y te diré quién eres y cómo acabarás. El presidente del Gobierno seguro que ha tenido la tentación de espetar a ese Sancho Panza particular que es para él Santos Cerdán una de las más geniales frases del ingenioso hidalgo de La Mancha: «¿Dónde has visto tú que caballero andante haya sido puesto ante la justicia por más homicidios que hubiera cometido?». Ni todos los aforamientos, los periodistas de cámara y los álvarogarcíaortices del mundo podrán evitar que el pájaro corra la misma suerte que sus lugartenientes torrentianos. La próxima ola se llevará por delante a Sancho Panza, y la siguiente o, como mucho, la siguiente de la siguiente, al remedo amoral de Don Quijote. Más que nada, porque se acaban los diques de contención y/o porque alguno tirará de la manta. Alea jacta est.