Todo el poder en manos de Santa Nadia

Todo el poder en manos de Santa Nadia

¿Qué quiere decir el nuevo edecán mayor del sanchismo? En román paladino: relativamente controlada la pandemia, Moncloa sabe que el andamiaje se diluirá como un mal soufflé si los históricos brindis al sol del comandante en jefe no hacen justicia a las cosas de comer -empleo, carestía en la cesta de la compra (¡ojo con la inflación!), precio de la energía y un largo etcétera que los españoles contemplan como una afilada guillotina sobre sus vidas diarias.

¡Es la economía, estúpido! En este contexto, se entenderá que la figura clave del momento sea la vicepresidenta Calviño, persona respetada aquí y acullá. Lo de aquí, tiene que ver con que los creadores de riqueza y empleo, esto es, los empresarios han depositado las escuálidas esperanzas en la ministra de Economía y así se lo han hecho saber antes y recientemente al presidente del Gobierno. Lo de acullá, es referido a la Unión Europea, el clavo ardiendo más significativo de la coyuntura; sin ese colchón -aún con las reformas exigidas y con los «austeros» lupa en mano, liderados por el holandés Marc Rutte y el austriaco Kurz- España no saldrá del averno.

Sánchez lo sabe. Su Vicepresidenta económica es la santa y la peana. Más por obligación que por devoción. Así se lo dejó caer recientemente a uno de los hombres más caracterizado de eso que ha venido en denominarse IBEX. Tiene fama de stajanovista –“se lee todo”, según un colaborador próximo y aunque no tiene “poder político” (partido) todo lo serio de este Gobierno pasa por sus manos. De su éxito o fracaso depende el poder sanchista. Los empresarios (especialmente si sus sociedades están internalizadas) saben donde acudir, aunque al mismo tiempo llaman a la puerta de Pablo Casado, de ahí que el modernista y horroroso edificio del Paseo de la Castellana sea el más concurrido.

Para el poder dominante, Calviño, se ha constituido en Santa Nadia. No apaguen la pantalla.

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