Opinión

‘Sultán’ Sánchez tiene la cara de cemento armado

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene como costumbre invitar a las familias de sus amigos a las residencias propiedad de Patrimonio del Estado donde pasa sus vacaciones. Lo hizo en 2019 y repitió este año. Por ejemplo, los gastos en Las Marismillas, en Doñana, nos salieron a todos los españoles por más de 750.000 euros. Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, invitaron en agosto del pasado año a varios matrimonios amigos de la infancia, que acudieron con sus hijos. Fueron varios días de estancia en las que disfrutaron de todas las comodidades a costa de fondos públicos. Para más inri, se apoderaron de la playa, que es de dominio público. El Consejo de Transparencia y Buen Gobierno requirió a Sánchez a que informara sobre el número de invitados que acudieron a la residencia de Doñana y el tiempo que duró su estancia, pero el presidente, pese que Transparencia le instó a cumplir con su obligación de informar, se pasó el requerimiento por salva sea la parte.

Este año, Pedro Sánchez ha veraneado en la residencia de La Mareta, en Lanzarote, donde, siguiendo la tradición, invitó a varias familias de sus amigos. El PP ha preguntado en el Senado cuántos fueron sus invitados y cuánto el tiempo que pasaron allí. Pero, de nuevo, se ha negado con el argumento hipócrita de que le avala su «derecho a la intimidad».

Vamos por partes: el derecho a la intimidad del presidente no le faculta para, dado que ha ocupado una residencia de Patrimonio del Estado, ocultar el número de invitados a los que todos los españoles les costeamos sus vacaciones. Su negativa a informar es propia de un sultán, no de un presidente del Gobierno que, en virtud de su cargo, disfruta de las distintas residencias oficiales. Puede hacerlo, pero lo que no puede hacer en ningún caso es convertir Las Marismillas o La Mareta en un hotel de lujo para uso exclusivo de las familias de sus amigos y que luego se niegue a dar cuenta del coste que su amabilidad con sus allegados ha supuesto para el bolsillo de los españoles.