Opinión

Son Fontanelles o el descontrol de la izquierda

Ses Fontanelles estaba destinado a ser uno de los centros comerciales más importantes de la isla. Por ubicación, por extensión, por cercanía a la playa y por el músculo económico de sus promotores. Sin embargo desde el principio el proyecto se encontró con la oposición radical de la izquierda, que no dudó en poner todas las trabas que pudo para frenarlo. Desde hace casi una década son recurrentes las rejas que separan la urbanización de la carretera. Se ha convertido de hecho en parte del paisaje de s’Arenal.

El Pacte, sin embargo, es una caja de sorpresas. Cuando Ses Fontanelles parecía dormir en el baúl de los recuerdos junto a tantos y tantos proyectos urbanísticos que se han proyectado pero luego no se ha convertido en realidad, ahora resulta que de la noche a la mañana ha recibido luz verde, o al menos así se indica en el nuevo Plan General de Urbanismo que no sólo bendice la construcción de un centro comercial de 41.000 metros cuadrados, sino que permite incluir en el proyecto la misma superficie de viviendas residenciales, 413 para ser exactas, ninguna de ellas por cierto de protección oficial, sino que todas se podrán vender al precio que considere oportuno el promotor y, teniendo en cuenta que apenas hay un centenar de metros con respecto a la playa, está claro que baratas precisamente no serán.

Por supuesto los grupos ecologistas han puesto el grito en el cielo reclamando la protección del espacio natural de Ses Fontanelles, un humedal que en las noches de verano es colonizado por miles de mosquitos que convierten en imposible el paseo por los alrededores si no es a base de ir convenientemente untado de repelente. De hecho, hace varias décadas allí se ubicó temporalmente un parque de atracciones que tuvo que cerrar porque los mosquitos devoraban a los que se atrevían a acercarse cuando caía la tarde.

Llama mucho la atención el viraje de 180 grados del Pacte. En concreto de la  Concejalía de Modelo de Ciudad, presidida por la independentista Neus Truyol, porque no sólo se han desdicho de lo llevan pregonando durante legislatura y media, sino que también han premiado al propietario del solar con prebendas como no tener que construir viviendas a precio tasado de VPO, tal y como recoge la nueva normativa urbanística municipal, que obliga a destinar entre 40 y 55% de las unidades de una promoción, a residencia pública.

¿A qué ha venido un cambio de opinión tan radical? ¿Por qué Esquerra Republicana de Cataluña (perdón, Més per Mallorca) se atreve a desafiar así a los ecologistas, vulnerando su propia filosofía de partido «verde»? En casos así es difícil encontrar una respuesta razonable, así que casi lo mejor es dejar «volar» la imaginación.