Opinión
Carpe diem

Socialcomunismo hip hop

Después de haber despilfarrado en tiempos de pandemia y crecientes necesidades de asistencia social un millón de euros en la iluminación navideña -como si esto fuera Vigo, otro socialista que tal baila-, ahora el Ayuntamiento de Palma va a necesitar, entre pitos y flautas, o sea en actuaciones musicales, aproximadamente otro millón más para distraer al personal, alegrar la fiesta de su celestial patrono y honrarlo con actuaciones como las de una tal Samantha Hudson, que el santo, esté donde esté, dará saltos de alegría.

Quien haya realizado la selección de tales actuaciones, salta a la vista que se tratará de un asesor -hay asesores para todo- con gustos musicales exquisitos y, por tanto, con el permiso del alcalde y aprobado por la concejalía correspondiente, ha situado como cabeza de cartel de las noches de fiesta a Res B, un genio que ha situado el rap y el hip hop en la cúspide de la excelencia musical para satisfacción de una generación educada en el amor al ruido. ¡Ahí es nada Res B, un espectáculo que solo costará 102.000 euros de nada!

Lo que no se acaba de entender, sin embargo, es que mientras a la rutilante estrella le van a soltar este pastón, a grupos como Al Mayurka o Qanarusa les insulten con un estipendio de solo 1.100 euros, que no les van a bastar para gasolina para transportar los instrumentos, y que al coste del primero contratado, mientras no haya comisiones de por medio, se podría contratar 96 veces a estos últimos.

La otra cara de la moneda. Un total de 45 familias con menores con edades de entre 0 y 3 años han quedado fuera de la concesión del denominado bono escolar, que sufraga este mismo ayuntamiento que contrata a Res B, para ayudar a familias sin recursos a pagar parte de los gastos de escolarización en escoletes privadas, pese a cumplir con todos los requisitos. Solicitaron esta ayuda un total de 438 familias, de las cuales se aceptaron las 402 que recibirán desde 130 a 65 euros mensuales, pero solo han podido abonar las ayudas a 356, dejando a fuera estas 45 familias necesitadas. La justificación para esta incuria ha sido, simple y llanamente, esta: haber acabado el dinero destinado para ello mientras al mismo tiempo han gastado dos millones en luces y músicas.

Panem et circences (pan y circo) escribió Juvenal allá por el año 55. Hay gobiernos, así este municipal de Palma, llamado socialcomunista, que mientras pregonan que no van a dejar a nadie atrás, anteponen luego las fiestas a los problemas sociales. Porque los políticos saben que la mayoría de la población con iluminaciones navideñas y fiestas de Sant Sabastià, aunque sean actuaciones prescindibles en tiempos de escasez, se deja engañar y olvida los problemas. Pero los problemas siguen estando aquí. Y en tiempos de pandemia, con cada vez más personas en riesgo de exclusión social, dejar a alguien sin recursos, sin una mísera ayuda escolar, es un auténtico escándalo. Otro más. Y van…