Opinión

Sánchez prosigue el despiece de Navarra 

El paso del tiempo está poniendo en evidencia, de forma acelerada, el pacto de Pedro Sánchez con Bildu, con los amigos de ETA. La presidencia de Navarra para el PSOE a cambio de permitir que los filoetarras metan la cuchara todo lo que quieran en las políticas de la región. Y por si ello no fuera suficiente, ahora vemos que los socialistas de la Comunidad Foral facilitan que Bildu obtenga la Alcaldía en Huarte, un municipio situado a pocos kilómetros de la capital autonómica.

Teóricamente, abertzales y socialistas no han convenido nada. En la práctica estamos viendo todo lo contrario. La abstención de Bildu para que Chivite sea presidente es mucho más que una abstención. A través de Podemos y de Geroa Bai, la filial del PNV, los abertzales saben que sus propuestas tendrán adecuada resonancia dentro del Ejecutivo navarro. Una estrategia similar sucede con Huarte. Una apariencia de pasiva dejadez del PSN, que en la práctica es tácita complicidad, permite que Bildu obtenga de nuevo el bastón municipal.

Una vez que el cambalache quede consumado, ¿qué consecuencias tendrá en la vida práctica de los ciudadanos navarros? No hay duda de que el proceso de euskaldunización a marchas forzadas continuará a todo tren, contraviniendo así la voluntad de los navarros, que de forma mayoritaria votaron por la opción integradora y constitucionalista de Navarra Suma. Pero la más grave es la educación en el odio a España y en la exculpación de los crímenes de ETA.

Excusamos señalar que esta alianza será para los socialistas navarros pan para hoy y hambre para mañana. Pactar con Bildu, porque por mucho que lo quiera maquillar lo están haciendo, supone la renuncia a todas sus señas de identidad constitucionales; supone una rendición ideológica en toda regla. En las próximas elecciones autonómicas, que nadie tenga duda del resultado. Subirá Navarra Suma, subirá Bildu, y el PSN, con toda justicia, se despeñará.