Opinión

Sánchez manda a la Armada a proteger a los amigos de los terroristas de Hamás

Puede ser que algún lector se sorprenda por la contundencia del titular de este editorial, pero si así fuera bastaría que escuchara lo manifestado por la activista Ana Alcalde, conocida popularmente como Barbie Gaza, en un programa de televisión. Oírla decir que los terroristas de Hamás que asesinaron a más de 1.000 personas y secuestraron a otras muchas no violaron a sus víctimas y escucharla justificar los hechos con el atroz argumento de que la acción terrorista fue consecuencia de la situación que padece el pueblo palestino retrata la catadura moral de esta portavoz de la flotilla que contará con la protección, por decisión de Pedro Sánchez, de la Armada española.

La flotilla de activistas se ha retratado y, lo peor, es que su supuesta labor humanitaria queda en entredicho cuando una de sus miembros se muestra tan comprensiva con la sangrienta matanza de Hamás, a la que se niega a calificar de organización terrorista.

Lo dicho por Barbie Gaza plantea una cuestión no precisamente menor, porque si la Armada española tiene como misión proteger a los amigos de los terroristas de Hamás habrá que convenir que Sánchez ha colocado a las Fuerzas Armadas en una posición indigna, como es la de velar por la seguridad de los miembros de una flotilla que presume de acción humanitaria cuando las declaraciones de sus miembros revelan una insoportable inhumanidad.

Negar con el argumento de que es «un bulo» que las mujeres secuestradas por los terroristas fueron violadas, cuando ellas mismas relataron el espanto que tuvieron que padecer, es sencillamente vomitivo, tanto como negarse a reconocer que la matanza de Hamás fue la expresión más abominable del terrorismo.

La pregunta no es baladí.  ¿Tiene el Ejército español que velar por la seguridad de un grupo de activistas de la izquierda más extrema que ha expresado su infinita comprensión con la violencia de una organización terrorista? La respuesta es un no monumental, tan monumental como la indecencia exhibida groseramente por esta gentuza.