Sánchez es el jarrón chino del PSOE
Pedro Sánchez se ha convertido en un extraño para los suyos. Los pocos partidarios que aún le quedan en el PSOE saben más de él a través de las redes sociales que por el trato directo. Ese silencio supone una inmensa decepción para todos aquéllos que mantuvieron su fidelidad en cuanto al «no es no» a la investidura de Mariano Rajoy. Una decisión equivocada para la viabilidad de España pero que, basada en la lealtad, los llevó a enfrentarse al designio del Comité Federal. La propia militancia, quizás el activo más importante del que gozaba Pedro Sánchez cuando entregó su acta de diputado el pasado 29 de octubre, se debe de sentir traicionada al comprobar que aquella promesa de «recorrer España para reconstruir el partido» ha quedado en nada. El ex secretario general, errático en su comportamiento, vuelve a dar una muestra más de su escasa estatura política si se trata de dirigir una formación como el Partido Socialista. No digamos para ser presidente del Gobierno.
Es normal que el mismo PSOE al que dividió durante más de dos años asista con estupor a sus interacciones en medios de comunicación y redes sociales. El absoluto mutismo hacia sus compañeros contrasta con una serie de declaraciones altisonantes donde ha reconocido que «Cataluña es una nación» o que se equivocó al tachar a Podemos de «populistas», partido que trata de borrarlos del mapa político. Sumido en esa espiral de kafkiana transformación ideológica, incluso ha llegado a decirle a la Gestora cómo debe sancionar a los diputados —sus fieles— que se negaron a investir a Mariano Rajoy. Esta concatenación desconcertante de apariciones y desapariciones y la nula utilidad para el partido lo convierten en el jarrón chino de los socialistas. De hecho, Felipe González, autor de aquel término que servía para designar el incierto papel de los ex presidentes del Gobierno, se ha manifestado duramente contra él poniendo en duda que pueda hablar «más de media hora» sobre España. Con todo esto, lo mejor que podría hacer Pedro Sánchez es echarse a un lado de manera definitiva y permitir que su partido se renueve… pero de verdad.
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