Sánchez y Biden, los que no iban a dejar a nadie atrás
España envía dos aviones a Dubái para repatriar a los españoles y traductores afganos
El presidente de Afganistán abandona el país en pleno asedio de los talibanes a Kabul
Caos en el aeropuerto de Kabul: cientos de personas intentan huir en los últimos aviones comerciales
Los talibanes se han hecho con el poder en Afganistán sin pegar un solo tiro. Kabul es, a estas horas, un inmenso campo de refugiados con miles de afganos y extranjeros intentando huir como sea de aquel infierno. Entre ellos, los centenares de españoles que se encuentran aún en el país, entre personal diplomático y miembros de la Embajada, además de los afganos colaboradores con la misión española. Todos esperan angustiados que lleguen los aviones que prometió hace tres días el Gobierno de España y que recién despegarán hoy para ir a repatriarles. Otro ejemplo más de improvisación absoluta a la que Pedro Sánchez nos tiene acostumbrados. Nuestros compatriotas en Afganistán libran una batalla contra el tiempo mientras el Gobierno promete una vez más que no dejará a nadie atrás. Esperemos que por una vez esta promesa se cumpla y no tengamos que lamentar haber llegado a Kabul demasiado tarde.
La incompetencia de Sánchez es casi homologable a la de Joe Biden. El presidente norteamericano no lleva ni un año en el poder y ya tiene su Vietnam. Vehículos militares afganos huyendo despavoridos de los desarrapados talibanes son la imagen más nítida del deshonor y la ignominia. Y el primer responsable de esta humillante derrota es Biden, al que también habrá que endosarle responsabilidades por las consecuencias de la tragedia humanitaria de proporciones bíblicas que se avecina a las puertas de Europa. Veinte años de guerra y casi un billón de dólares después, los EEUU y sus aliados salen escopetados de Afganistán dejando a su población abandonada a su suerte.
Como recordó David Ignatius en The Washington Post, para Biden, que confiaba en una retirada ordenada de Afganistán, «el caos de Kabul acarrea ecos de Saigón en 1975, precisamente lo que quería evitar”. A Biden, al igual que a Sánchez, le persigue una hemeroteca plagada de mentiras. “No se va a dar la circunstancia en que se vea a gente en el tejado de la Embajada en Afganistán”, prometió en el mes de julio. Si las imágenes que estamos viendo de la huida en helicóptero de Kabul no son como las de Saigón en 1975 o las de Teherán en 1979, se parecen bastantes. A este paso, el actual inquilino de la Casa Blanca acabará en política exterior haciendo bueno a otro gran incompetente como el demócrata Jimmy Carter. Al menos en materia de chapuzas e improvisación, Sánchez ya puede presumir de parecerse a su admirado Biden.
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