Opinión

Quisieron destruir a un juez y ahora no les llega la camisa al cuello

La cuarta querella presentada contra el juez Peinado se ha vuelto a estrellar en los tribunales, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid haya inadmitido a trámite la querella de Fernando Jabonero Orasio, ex concejal del PSOE en una localidad de la provincia de Guadalajara. Otro que pretendía hacer méritos. Después de la inadmisión de las querellas de la Abogacía del Estado –en nombre de Pedro Sánchez y con el visto bueno de la Fiscalía–, del abogado de Begoña Gómez y del periodista Máximo Pradera, ahora el TSJ de Madrid vuelve a rechazar otra querella del entorno socialista.

Lo cierto es que los que se las prometían muy felices antes del verano y se encargaban de esparcir a los cuatro vientos la tesis de que la causa emprendida por Peinado estaba condenada al archivo y que los tribunales se encargarían de ponerle en su sitio se han confundido de cabo a rabo. Seis meses después, el juez avanza y va sumando imputaciones sobre Begoña Gómez -ya van cuatro-, mientras a algunos en Moncloa la camisa no les llega al cuello. Las querellas acusaban al juez de prevaricación judicial, revelación de secretos y demás maldades procesales, pero lo cierto es que todas y cada una de ellas han sido desestimadas.

Paso a paso, sin sucumbir a las presiones del Gobierno y sus terminales mediáticas, Peinado ha seguido avanzado en sus pesquisas y ha llegado al corazón mismo de la Moncloa. Quienes le auguraban el descrédito más absoluto se preguntan cómo es posible que Peinado haya llegado tan lejos, sin reparar en que quien fue demasiado lejos fue la mujer del presidente del Gobierno. Quisieron destruir a un juez y ahora andan de los nervios, impotentes ante el avance de una causa que no han podido impedir pese a utilizar a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado. Peinado, 4, Moncloa y sus terminales, 0. Y todavía queda mucho partido por delante.