Opinión

¿Quién sino Susana?

En política muy pocas cosas suceden por casualidad. Por eso, y a menos de un mes para el Comité Federal del próximo 14 de enero, los pesos pesados del Partido Socialista han decidido dar un paso adelante en la escena pública para mostrar su apoyo a Susana Díaz. Esa cita está señalada en rojo por todos aquéllos que pretenden reflotar el partido tras la calamitosa gestión de Pedro Sánchez, ya que ahí se establecerá la fecha para la celebración del decisivo 39 Congreso Federal. Los hombres fuertes de la formación lo saben y por eso tratan de reforzar su presencia en beneficio de Díaz, el único liderazgo posible para un PSOE de futuro y con futuro. José Luis Rodríguez Zapatero ha sido el último en unir sus palabras a las de otros apellidos ilustres del partido como Vara, García-Page o Rubalcaba. Todos ellos a favor, explícita o implícitamente, del liderazgo de la hispalense de Triana en detrimento de Sánchez. De hecho, resulta muy sintomático que el expresidente Zapatero haya ofrecido «todo su apoyo» a la presidenta de la Junta precisamente en Jaén.

Andalucía es el espejo donde se tiene que mirar el nuevo PSOE, origen histórico de los éxitos del partido con Felipe González a la cabeza. Ahora, plaza fuerte gracias al trabajo de Susana Díaz e indiscutible referencia territorial del socialismo. Y es que el futuro del partido, como bien indicaba Emiliano García-Page este mismo viernes, «no está para experimentos». Más bien para armar un proyecto sólido que les devuelva esa grandeza que se encargó de dilapidar Pedro Sánchez. Mientras el ex secretario general, poseído por el populismo naíf que lo consume, sigue con su gira por las plazas de España, Susana Díaz trabaja para hacer del PSOE esa máquina de ganar elecciones que fue antaño. Consciente de los lugares donde tiene que redoblar esfuerzos, se ha reunido también con Miquel Iceta para pedirle su colaboración en el objetivo común de asentar un Partido Socialista unido. Objetivo primordial si quieren volver a mirar de tú a tú al Partido Popular y, por lo tanto, asegurar un turnismo político que tan bien le vendría a la estabilidad de España.