Opinión

Que marque la ‘X’ Francesc Pardo

A este paso, los españoles no tendrán más remedio que independizarse de la Iglesias Católica. La institución ofende a los millones de creyentes que hay en nuestro país con su actitud de apoyo constante y sistemático a los golpistas. Los actos a favor de los que pretenden subvertir la legalidad en Cataluña se suceden sin que los jefes de la Conferencia Episcopal se dignen a condenarlos o a rectificar la conducta veleidosa de algunos de sus sacerdotes y obispos. La Iglesia de Sant Pol de Mar, en Barcelona, —pertenece a la Diócesis de Gerona— ha dejado de ser un lugar de culto y respeto a unas creencias fundamentales en la historia de nuestro país y del mundo occidental para convertirse en un mero centro de exhibición de la perniciosa propaganda independentista.

El obispo de Gerona, Francesc Pardo, debería impedir la exaltación del secesionismo a través de los templos que están bajo su responsabilidad. Al igual que los sacerdotes tienen la obligación moral y ética de hacer el bien, deben evitar la politización de su labores. Lejos de eso, colaboran a echar más gasolina al fuego de un contexto que cada vez está más cerca de la confrontación civil, ya que la investidura del xenófobo Quim Torra como nuevo president de la Generalitat sólo empeora una situación que, de por sí, los independentistas han llevado hasta un extremo muy peligroso. Los obispos de Cataluña, con su actitud, serán también responsables de cualquier cosa que pueda pasar. El silencio no sirve de nada, sólo denota complicidad y cobardía. Ninguna de esas dos cosas ayudarán a solucionar la grave crisis que azota la región catalana.

Los templos deben estar destinados al culto, la oración y las obras sociales, no a ser enclaves de apoyo a delincuentes que, como en el caso de Puigdemont, están huidos de la justicia. De hecho, el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, pide su extradición para juzgarlo por delitos tan graves como el de rebelión y malversación. Algo que, sin embargo, carece de importancia para los jerarcas eclesiásticos. Francesc Pardo es cómplice por su laxa actitud y también reincidente. El pasado 11 de mayo les contábamos en OKDIARIO como la fachada de la Catedral de Gerona servía para hacer propaganda a favor de la kale borroka catalana, los CDR. La Iglesia Católica aún tiene tiempo para rectificar, pero de seguir así sus responsables pasarán a la historia como cómplices de los golpistas. Los ciudadanos deben tomar buena nota. No se puede destinar ni un euro de nuestros impuestos para una institución que ayuda a los enemigos de España.