Opinión

Para que España sume

Las elecciones del 10-N suponen una oportunidad para desalojar de La Moncloa a Pedro Sánchez, cuya gestión al frente del Gobierno se ha caracterizado por la más obscena instrumentalización del poder. Pocas veces un Ejecutivo ha trazado una estrategia más partidista que la desplegada en apenas año y medio de mandato por Sánchez, cuyo objetivo principal, casi exclusivo, ha sido el de garantizarse la continuidad en el cargo.

Los intereses generales de una nación como España, sometida al permanente desafío del independentismo catalán, se han supeditado al interés particular y partidista de un gobernante obsesionado por la permanencia en La Moncloa. Por decirlo de una manera clara, Sánchez  ha rehuido la acción política orientada a solucionar los problemas más acuciantes de los españoles y se ha lanzado a una estrategia de mercadotecnia en la que todas sus decisiones han tenido un fin propagandístico.

Rechazó formar Gobierno convencido de que unas nuevas elecciones le catapultarían hacia una mayoría que obligaría a sus adversarios a darle manos libres sin apenas contrapartidas y eligió el 10-N como fecha para consumar sus objetivos. El 10-N ya está aquí. Sin querer, Sánchez ha convertido los comicios del domingo en una oportunidad para todos aquellos concernidos con una idea de España pujante y vigorosa, capaz de quitarse de encima el insoportable lastre que viene soportando ante el  creciente desafío de un independentismo que ha encontrado en el tacticismo hipócrita del actual presidente del Gobierno el elemento que andaba buscando para conseguir sus fines. De la mano del independentismo, Sánchez llegó a La Moncloa y sus posibilidades de permanecer en ella dependen también de quienes no se sienten concernidos con ninguna idea de España y solo buscan la ruptura de la unidad nacional.

Para que España sume, para que pueda librarse del yugo separatista y proyectarse al futuro convencida de sus inmensas posibilidades hay que evitar que Pedro Sánchez logre su objetivo. Los españoles hartos del chantaje separatista tienen que tener muy claro que hay momentos en la historia de las naciones en los que se impone reflexionar más que nunca sobre el sentido del voto.  Para que España sume, se impone el voto razonable, aquel que tiene más posibilidades de erigirse en alternativa real al socialismo. Porque todas las opciones constitucionalistas son igual de válidas, pero no todas tienen la misma eficacia para conseguir el propósito de evitar que Pedro Sánchez siga gobernando.