Opinión

¿Por qué la CNMV no sanciona al secretario de Estado?

Si la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) multa con 30.000 euros a Josep Borrell por el uso de información privilegiada en la venta de sus acciones de Abengoa, en buena lógica también debería sancionar al filtrador, José Domínguez Abascal. Entonces, alto cargo de Abengoa; hoy en día, secretario de Estado de Energía del Gobierno encabezado por Pedro Sánchez. Al fin y al cabo, Domínguez Abascal fue la persona que habló vía telefónica con Borrell antes de culminar una acción que, desde luego, no es ética ni ejemplar. No obstante, el actual ministro de Asuntos Exteriores no debería ser el único que cargara con las consecuencias de esa sanción.

Al fin y al cabo, sin dicha información nunca podría haber maniobrado en la venta de las acciones de un familiar por un valor total de 9.030 euros para eludir el preconcurso de acreedores en el que cayó la compañía. Dos circunstancias entre las que, para más inri, no transcurrió apenas tiempo, por lo que están íntimamente unidas. Sin embargo, a favor del actual titular de Exteriores cabe indicar que, aunque la venta de títulos de Abengoa la indicó él, realmente no le pertenecían, sino que en realidad era patrimonio de un familiar. Algo que, desde luego, no le exime de su parte de responsabilidad, pero que hace aún más palpable la necesidad de que la CNMV ponga también la lupa sobre el que da la información.

Hay que recordar que Borrell fue el único miembro de la comisión de nombramientos y retribuciones de Abengoa que no fue imputado en el juicio contra la ex cúpula de la empresa sevillana por las indemnizaciones que recibieron el entonces presidente, Felipe Benjumea, y el consejero delegado, Manuel Sánchez. Resulta cuanto menos curioso que esta historia surja cuando el actual ministro de Exteriores está en el ojo del huracán mediático a causa de su férrea postura contra los golpistas catalanes, de cuyos compañeros en el Congreso tuvo que aguantar la semana pasada calificativos como que es «el ministro más indigno de la democracia». Ataques por los que ni siquiera Pedro Sánchez salió en su defensa.