Opinión

Puro despropósito histórico

Los dirigentes de Podemos viven tan anclados en el pasado que para denostar la Fiesta Nacional del 12 de octubre se retrotraen al siglo XV, como si la violencia en América fuera un invento de los españoles. Sólo hay que recordar la figura de Moctezuma en el México de entonces y los constantes sacrificios humanos que brindaba a «los dioses». Sin embargo, para el profesor universitario Juan Carlos Monedero, cuya dialéctica es una constante de referencias bélicas —»hay que sacar las catapultas a la calle»—, la de mañana es la conmemoración de un «genocidio». Juzgar con criterios actuales lo acaecido en un contexto histórico de hace más de 500 años, además de ser propio de un académico muy regular, denota una estatura intelectual de dimensiones liliputienses.

La sociedad y el mundo eran tan diferentes que la sola referencia es un disparate. Sería como decir que los franceses no pueden conmemorar el 14 de julio de 1789 como Día Nacional porque celebran la toma de la Bastilla, punto de inicio de la Revolución Francesa. Una fecha en la que la burguesía gala se impuso al Antiguo Régimen absolutista a costa de muchas vidas. Los españoles que viajaron hasta América del Sur, muchos de ellos soldados de fortuna, fueron agentes decisivos para el desarrollo histórico de buena parte de Latinoamérica. Dejando, además, un patrimonio indeleble con el paso de los siglos: el español; lengua hablada por más de 400 millones de personas en todo el mundo y que es un agente indispensable de evolución, negocio y desarrollo.

De ahí que resulte incomprensible cómo el propio Monedero, Iglesias o Errejón siguen enrocados en planteamiento tan rancios. Sobre todo si tenemos en cuenta su cinismo, ya que ellos apoyan, y se nutren, de regímenes como el de Irán, donde hoy en día cuelgan homosexuales y lapidan adúlteras; o de la Venezuela bolivariana, donde la gente va a la cárcel, simplemente, por algo tan primario y esencial como pensar por sí misma. En general, hay algo de obsesión freudiana en los planteamientos podemitas sobre España, su historia y las instituciones que la conforman. Empiezan por la llegada de los españoles a América y siguen por el menosprecio a la bandera por considerarla «continuidad del Régimen». Un símbolo aprobado en el artículo 4 de esa Constitución que vertebra desde 1978 el mayor periodo de prosperidad en la historia de nuestro país. Odian todo lo español pero, al mismo tiempo, no pueden dejar de referirse a ello. El neurólogo austriaco hubiera tenido material de sobra para una tesis.