Qué casualidad que el PSOE no se enterara de nada -es lo que tiene mirar para otro lado y lavarse las manos- después de que la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla haya atribuido el delito de «organización criminal» al grupo de consejeros melillenses de origen marroquí que gobernó Melilla con apoyo del socialismo tras constatar con informes policiales que se adjudicaron 357 contratos públicos por un valor de siete millones de euros a cargo del erario.
Los consejeros detenidos y en prisión provisional adjudicaron contratos menores a empresas pantalla lideradas por familiares, además de organizar una red de compra de votos que los líderes de CpM trataron de impulsar a raíz de los beneficios obtenidos por las adjudicaciones fraudulentas que llegaron a costarle el cargo al ex presidente de Melilla, Eduardo de Castro, tras haber sido imputado en la trama.
Y el PSOE, ¿qué hacía?, se preguntarán ustedes. Pues, exactamente, nada. O sea, que les dejaba hacer, pese a que las irregularidades eran un clamor.
La juez aprecia sólidos indicios para acusar a los consejeros de CpM de pertenencia a organización criminal, fraude en la contratación, malversación de caudales públicos y prevaricación. De este modo, la instructora ha decidido mantenerles en prisión provisional por el alto riesgo de fuga de los detenidos que llegaron a alcanzar el Gobierno de la ciudad autónoma con la inestimable ayuda del PSOE. Al frente de la organización criminal estaría Mustafa Aberchán, médico que llegó a presidir Melilla y los investigadores de las Unidades de Droga y Crimen Organizado (Udyco) que han llevado a cabo la investigación, le sitúan como la persona que daba órdenes directas a los consejeros encargados de adjudicar  los contratos públicos de forma fraudulenta.
El papel del PSOE en esta historia merece una reflexión, porque apoyaba políticamente a una auténtica organización criminal. Ahora se sorprende del escándalo, pero estaba al tanto de todo y calló por la cuenta que le tenía.