Pedro Sánchez, el indecente
El PSOE de Pedro Sánchez ya ni siquiera se cubre sus vergüenzas y ha votado en contra de una propuesta del PP para evitar que los condenados por terrorismo puedan presentarse a las elecciones si no se han arrepentido, pedido perdón a las víctimas y colaborado con la Justicia. Se trataba, en suma, de que pudiera volver a ocurrir lo que pasó en las elecciones municipales de 2023, cuando los proetarras de Bildu metieron en sus listas a varios condenados por terrorismo, incluso con delitos de sangre. En aquella ocasión, Pedro Sánchez dijo que «hay cosas que pueden ser legales, pero no son decentes» y que los condenados deberían aportar a la vida pública «un mensaje de perdón, reparación y arrepentimiento».
Es decir, que un año y medio después de aquellas declaraciones, el PSOE de Pedro Sánchez comete la indecencia -según su propia definición de lo que suponía la incorporación de etarras a las listas- de oponerse a una ley que lo que exige a los condenados por terrorismo es lo mismo que en mayo de 2024 les pedía el presidente del Gobierno: perdón, arrepentimiento y reparación. Es la prueba del nueve de que el mayor indecente es Pedro Sánchez, cuyo grado de ignominia no conoce límites.
Para seguir aferrado al poder es capaz de todo: rebajar las condenas a los presos más sanguinarios de la banda terrorista ETA, permitirles presentarse a las elecciones y todo lo que quepa imaginarse. El PSOE antes disimulaba, pero ahora ya no se esconde. Su retroalimentación de intereses con los herederos políticos de los asesinos es meridiana, cristalina. Provoca repugnancia comprobar cómo el socialismo ha hecho cumbre en la infamia y cómo la sangre derramada de sus compañeros ya no les lleva siquiera a guardar las formas. Pedro Sánchez es un indecente confeso, la encarnación misma de la vileza política. Lo próximo será que socialistas y proetarras concurran a las urnas en coalición. Todo se andará.
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