Opinión

Patada de Sánchez a Israel en el trasero de Defensa

La decisión del Gobierno de aprobar y seguir adelante con el embargo a Israel ha puesto en peligro la entrega de los vehículos blindados 8×8 Dragon, reclamados con insistencia por el Ministerio de Defensa -que se reserva las «acciones oportunas» por los retrasos e incumplimientos- a Indra. Y es que la barcaza, el habitáculo del vehículo blindado, es de fabricación israelí y habrá que cambiarla en toda la flota, de la que sólo se han entregado 12 vehículos de los 348 comprometidos para finales de este año. O sea, el Gobierno aprueba dar continuidad al embargo a Israel y el ministerio de Margarita Robles apremia a Indra a cumplir los plazos del contrato, pese a que el cambio de la estructura que integra los asientos que pueden ocupar hasta 11 personas (3 tripulantes y 8 soldados), en función del modelo, supone un retraso más a añadir al rosario de dilaciones. Esta vez, resulta obvio que la demora no es achacable a la empresa fabricante, Tess Defence, integrada por Santa Bárbara SystemsSapa Placencia, Escribano Mechanical & EngineeringIndra, que es el socio mayoritario. Y es que desde el Ejército admiten que el programa de entrega de los 8×8 Dragón, que ya se había visto seriamente retrasado por problemas en las transmisiones del motor, por exigencias de cumplimiento de requisitos de peso y peso máximo en sus diferentes versiones y por fallos de cumplimiento de sus objetivos técnicos y logísticos en general, tendrá que añadir ahora un nuevo contratiempo imputable exclusivamente al embargo a Israel decretado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

De acuerdo con lo fijado en el contrato inicialmente, la totalidad de las unidades del 8×8 Dragón suponía un coste superior a 2.000 millones de euros para el Ejército español que, posteriormente, en 2023, fue ampliado en unos 420 M€ adicionales, llevando el presupuesto inicial a los 2.500 M€. Ahora habrá que cambiar y reprogramar el 8×8 Dragón para cumplir con el embargo, lo que pone de manifiesto hasta qué punto el oportunismo y sectarismo ideológico del Gobierno va a costarnos muy caro. Y es que los plazos y procesos, en este blindado, son lentos y, a juzgar por los últimos contratiempos, van a serlo más aún por expreso deseo de Pedro Sánchez.