Ni Sánchez ni Iglesias se han vacunado

Ni Sánchez ni Iglesias se han vacunado

Llevamos ya tres días administrando en España la vacuna de Pfizer contra la Covid-19 y no hemos visto ni a Pedro Sánchez ni a Pablo Iglesias poniéndosela. Por el contrario, vimos como el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden y su esposa, eran inyectados hace ya 10 días y su vicepresidenta Kamala Harris, se la ha puesto en público hoy martes, junto a su marido. En Estados Unidos han visto vacunarse también al vicepresidente saliente, Mike Pence y hasta a Anthony Fauci, epidemiólogo jefe de Estados Unidos que vendría a ser algo así como el homólogo de Fernando Simón en la administración de Donald Trump. Tanto Barack Obama, como George Bush y Bill Clinton, los tres expresidentes estadounidenses, se han ofrecido voluntarios para ponerse la vacuna contra el coronavirus delante de las cámaras de televisión, para animar a los ciudadanos a hacerlo también.

Pese a que a principios de diciembre Pedro Sánchez aseguró que estaba dispuesto «sin ninguna duda» a vacunarse públicamente de coronavirus, en cuanto la vacuna estuviera disponible, para así dar ejemplo de confianza en su plena garantía; cuando ayer fue preguntado sobre esta cuestión el ministro de Sanidad, el licenciado en filosofía Salvador Illa, informó a los periodistas de que los integrantes del Ejecutivo no recibirán su dosis hasta, al menos, el mes de marzo, cuando está previsto que comience la segunda fase del plan estratégico. Plan que fue ayer publicado por el Gobierno y en el que se nos dice que, en la primera fase, que se prevé dure hasta marzo, se vacunará a los residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientes. En la segunda fase, a partir de marzo, se vacunarán “otros grupos prioritarios pendientes de anunciar” y en la tercera que se calcula empezará en junio, el “resto de grupos prioritarios, también pendiente de anunciar”. Como puede observarse, un gran trabajo el realizado en estos meses por los expertos científicos del Gobierno de España que lo tienen todo muy bien pensado para hoy y para mañana, pero a partir de ahí… ya si eso lo vamos viendo.

Para lo que sí se ha dado prisa el Gobierno ha sido para hacer propaganda a costa de las vacunas. El sábado aprovechó la llegada de las primeras dosis para convertirlo en un acto publicitario, colocando un gran cartel con su logotipo cubriendo casi entero el pequeño paquete, fotografiarlo y difundirlo por sus redes sociales, pese a que la compra de las vacunas contra el coronavirus ha sido gestionada por la Comisión Europea y no por el Ejecutivo de Sánchez. Al día siguiente la diputada socialista Pilar Cancela aseguró que “Las vacunas las paga el Gobierno de España. Sí, sí, el de Pedro Sánchez. Por enfatizar, que parece que molesta.” Y otro diputado andaluz se apuntó a la tesis de la vicepresidenta Calvo que aseguró que el dinero público no es de nadie, afirmando que las vacunas nos van a salir gratis: “La vacuna NO se vende, se distribuye. Porque cuando las cosas se han puesto realmente jodidas hemos visto que el Libre Mercado no funciona. Jaque mate Liberales” ignorando que las vacunas son el resultado de la investigación de empresas privadas y que otras empresas privadas las han fabricado y distribuido, siendo finalmente adquiridas por la UE con el dinero recaudado mediante impuestos a los ciudadanos, como el sueldo de esos diputados tan ignorantes y demagogos.

Lo cierto es que en la sociedad española existe un debate acerca de la seguridad de estas nuevas vacunas que han sido desarrolladas en un plazo tan breve de tiempo, cuando se nos dijo al empezar la pandemia que este proceso suele durar habitualmente entre 4 y 7 años. También es verdad que no hay ningún miembro de este Gobierno que goce ya de ninguna credibilidad, tras meses en los que han ido tapando una mentira con la siguiente. Y que ni siquiera en el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, podemos depositar nuestra confianza, con todo lo que nos ha engañado para justificar al Gobierno. Probablemente en España, la única campaña que conseguiría alejar suspicacias, debería estar protagonizada por sanitarios de prestigio, ajenos a la política y al Gobierno. Pero no es menos cierto que hemos visto tantas veces a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a Irene Montero y a medio consejo de ministros haciéndose repetidamente los test PCR, que ahora su negativa a ponerse la vacuna hace crecer las desconfianzas.

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