Opinión

Nafarroa, Euskadi Ez

El verano de 2019 pasará a la historia porque el PSOE traspasó en Navarra una línea que parecía imposible que hasta Pedro Sánchez pudiera traspasar. Es la infamia y la traición de unos sociolistos que odian más a la derecha democrática que les puede ganar elecciones limpia y democráticamente  –y arrebatar el poder, que es lo único que les importa– que a los filo etarras que justifican 852 crímenes de ciudadanos inocentes.

Sánchez ha perpetrado en Navarra la traición más clamorosa a la memoria de cuantos ciudadanos honestos –muchos de ellos socialistas– que arriesgaron su vida para defender la democracia en tierra hostil, en esa tierra navarra añorada por los etarras y su entorno para construir su utópica Euskal Herría. Esa Navarra que ha soportado presiones y muerte para seguir siendo fiel a los principios democráticos. Esa Navarra entregada por Sánchez a Arnaldo Otegi, ese personaje siniestro, terrorista condenado en firme, que modificó en dos días el censo de EH Bildu para que el resultado de la “consulta a las bases” fuera favorable a la elección de la socialista María Chivite como presidenta de la Comunidad aún Foral. Esa Navarra entregada a por Sánchez a Otegi el siniestro dirigente de los filo etarras que confirmaba hace unos días que seguirán organizando homenajes  a los criminales de ETA cuando vuelvan a sus pueblos.

Sánchez ha traicionado la memoria del PSOE, ese partido otrora constitucionalista, otrora nacional, otrora progresista y socialdemócrata, que se ha convertido bajo su liderazgo en una máquina de poder, capaz de pactar lo que sea y con quien sea para que él y su señora puedan vivir en La Moncloa y veranear en Doñana. Y para que sus barones y baronesas, sus  sigan viviendo como nuevos ricos, odiando a sus adversarios políticos y abrazados a los enemigos de la democracia, a quienes han convertido, por la gracia del poder que consiguen de ellos, en sus amigos del alma.

Durante los años negros del terror, esos años en los que casi cada semana ETA asesinaba en nombre del mito de  Euskal Herria, los constitucionalistas vascos u navarros resistíamos en la calle y contestábamos a los asesinos: Navarra no es Euskadi, Nafarroa Euskadi ez. Hubo de llegar Sánchez, el gran impostor, para facilitar a ETA y a sus herederos lo que no consiguieron con los crímenes, con las amenazas, con los secuestros…

Hubo de llegar el gran impostor, el hombre sin escrúpulos, para entregar Navarra a Otegi y a su gente. Y por eso de que conviene recordar, veamos quienes son algunos de los interlocutores de la flamante presidenta del PSOE en Navarra:

1. Joxe Pernando Barrena. Actualmente eurodiputado, número dos de la lista conjunta con ERC.

Barrena fue condenado en 2016 como “autor responsable de un delito de integración en organización terrorista…”. Le condenaron a año y medio de prisión tras un pacto con Fiscalía, en el que reconocía los hechos y su pertenencia a la banda.  Negociación para rebajar la pena que, por cierto, a la soldadesca de ETA nunca le permitieron los jefes de la banda, entre los que él se encontraba.

2. Joxe Abaurrea. Concejal de EH Bildu en Pamplona.

Ha sido la mano derecha del Alcalde de Bildu en la pasada legislatura y era concejal  cuando ETA asesinó al concejal de UPN Tomas Caballero. No condenó su asesinato entonces, con el cuerpo caliente de su compañero de Corporación, ni lo ha hecho todavía.

3. Adolfo Araiz. “Jefe” de EH Bildu en el Parlamento Foral

En su día ‘ABC’ desveló que fue uno de los integrantes de la ponencia Oldartzen,  aquella reunión secreta de polis y milis celebrada en 1995 en la que ETA decidió ampliar los asesinatos a civiles porque, según ellos, con los muertos de las FCSE y de las FAS no conseguían sentar a negociar al Estado. Todos los asesinatos de la banda desde 1995 llevan la firma de los esos etarras que en esa asamblea secreta votaron a favor de socializar el sufrimiento.

Esta es la EH Bildu de Navarra que condicionará la gobernación de un PSOE que quiere el poder al precio que sea. Esa es la gentuza que seguirá haciendo homenajes a los asesinos cuando salgan de las cárceles. Esa es la gentuza que, con el aval institucional que le ha brindado su pacto con el PSOE, ocultará y blanqueará sus biografías, que influirá y mandará en aquellos frentes sociales, culturales  y políticos que ya, bajo el mandato de Uxue Barcos, empezaron a convertirse en exclusivos y excluyentes.

No, Navarra no es Euskadi. Pero si los demócratas bajamos la guardia dentro de unos años, con la Educación en manos de los expertos en educar en el odio y en la mentira, a lo mejor se repite la historia de Cataluña en esta tierra teñida por sangre inocente de ciudadanos españoles que tuvieron el valor de enfrentarse   al totalitarismo nacionalista vasco para defender la democracia.

Nafarroa Euskadi ez. Recordar es un deber.