Opinión

Manadas en París

Final Copa de Europa de fútbol. Saint Denis, París. Errores de organización del evento de la UEFA y la policía francesa provocaron una noche de terror para miles de hinchas de ambos clubs ante jaurías organizadas de delincuentes.

Muchas personas entraron al estadio saltando la valla y dentro del mismo se cometieron robos con amenaza de armas blancas. Familias con menores en un partido de fútbol acabaron viviendo una pesadilla; miedo, empujones, acoso, maltrato, robos y gas pimienta por la impresentable actuación de policías nada profesionales con mandos desbordados.

Varias mujeres fueron manoseadas por algunas de las varias manadas que rodeaban a las víctimas y les quitaban móvil, mochila, cartera, rompían cristales de sus coches… Lo hicieron a la entrada y fue peor a la salida. Entonces, se concentraron cientos de personas que, como depredadores en la selva, observaban a los espectadores como presas a las que atacar. Las víctimas se unieron instintivamente para protegerse de la inoperancia policial. En el corazón de Europa, jaurías de alimañas señalando a los de piel blanca como enemigos, robando, agrediendo, con tocamientos obscenos a las mujeres… Una situación intolerable. La Policía francesa facilitó datos de los primeros detenidos y no necesitan explicación: 18 argelinos, dos tunecinos, dos marroquíes, nueve franceses, siete de ellos con nombres africanos. Después no facilitaron más.

No hubo ni un solo incidente registrado entre hinchas de uno y otro equipo. Las autoridades francesas culpaban a seguidores del Liverpool y miles de entradas falsas como cortina de humo para no reconocer lo sucedido. Ocultar la realidad no es patrimonio de las autoridades españolas. Llevan dos décadas de ventaja Francia, Alemania, Dinamarca, Bélgica, Reino Unido y los burócratas de la UE; más pronto que tarde habrá también barrios en España donde ocurrirá lo mismo que en Saint Denis. Sigan ignorándolo, pero ya saben que el problema está llamando a nuestra puerta. Con motivo de los incidentes de El Ejido del año 2000 (tres asesinatos en pocos días, coches incendiados y altercados), escuchando a policías y vecinos de la zona entendí el problema. Insultos y miradas amenazantes a mujeres si van con minifalda ocurrían ya en zonas de Almería y Granada hace 25 años. ¿Qué pasa hoy?

Delincuentes organizados en grupos de 5, 10, 20 o más personas atacan a los occidentales para robarlos porque son enemigos, infieles. Delincuencia violenta, masiva, organizada campando a sus anchas contra espectadores de un acto deportivo en una ciudad emblema de Occidente como París. La evidencia del fracaso de la Alianza de Civilizaciones en Occidente, donde se aplica, es clamorosa, porque en países musulmanes no permiten abrir iglesias. En Francia, cada dos semanas se cierra una iglesia católica y se abren dos mezquitas. Conflictos entre pobres, que quienes viven en urbanizaciones de ricos protegidos o los políticos en zonas no conflictivas ni conocen ni les importa. Aquellos hombres que crean que la mujer no tiene sus mismos derechos, es un ser inferior que debe andar dos pasos detrás suya porque así lo dijo su profeta, y las mujeres que lo acepten, que vayan a residir a estados islámicos, donde está prohibida cualquier otra religión. El multiculturalismo es un caballo de Troya, una estrategia que ganará a medio plazo porque las musulmanas paren tres veces más que las occidentales. Hace décadas algunos ayatolás dijeron que conquistarían las tierras de infieles por el vientre de sus mujeres. Llevan décadas haciéndolo, aunque la élite feudal y su casta política burocrática y buenista en Europa no lo quisiera ver hasta hace poco. ¿Están a tiempo todavía de revertir la situación, o ya no? ¿Y España?