Opinión

Se les ve el plumero y la OTAN lo sabe

Por si alguno le quedaba duda de a quién apoya el sector podemita del gobierno Sánchez –comunistas incluidos, toda lógica- en la guerra del señor Putin desatada contra Ucrania, ahí están las soflamas de Garzón, su jefe en el PCE, el inquietante Enrique Santiago Romero (asesor de los narco/terroristas FARC), a Belarra, Montero, Echenique, Mayoral y al resto de la troupe, contra la OTAN, más viva, actual y necesaria que durante la Guerra Fría.

Sus planteamientos ante Ucrania son milimétricos a los expandidos por Moscú entre sus terminales fake, entre los que también pueden detectarse radicales en el otro extremo de la política española. Pablo Iglesias se desgañitó (sólo al comienzo del conflicto) que Vladímir Putin tenía de comunista lo que la Santa Madre de Calcuta de regentadora de una casa de lenocinio. Sus deudos –que son todos en esa parte del enorme y contradictorio batiburrillo izquierdoso-se subieron a su carro con megáfono y suscribieron las soflamas. Cien días después, todavía en plena ofensiva militar ruso/soviética, el objetivo casa -¡ellos sabrán la razón o razones!-con los planteamientos de los neocomunistas españoles. La OTAN es el lado oscuro, la maldad imperialista (sic) personificada en más de 30 países y otros democráticos y soberanos dispuestos a enganchar a la Organización del Atlántico Norte.

Lo hacen con argumentos propios del descabello, acusando incluso a su jefe Pedro Sánchez de corrupción al haber destinado 37 millones extras para la Cumbre que se llevará a cabo en Madrid en pocos días. No sólo han perdido el respeto a la persona que les abrió la puerta del poder que en sus mejores sueños pudieron acariciar, sino que le colocan en una difícil situación ante el mundo libre y los grandes líderes del mismo. ¿Alguien le puede tomar en serio mientras hace arrumacos al Stoltenberg, Biden, Macron, Soltz y al mismo tiempo expone sin el más mínimo pudor los secretos de la Alianza a sus enemigos?

Todos los jefes de Estado y de Gobierno que vienen a Madrid los próximos días 29 y 30 del presente mes –además del representante de Ucrania y otros países invitados que están formalizando su adhesión a la OTAN-saben quién y quiénes forman el Gobierno Sánchez. Sus intereses y sus obediencias internacionales. Sánchez, al parecer, les ha convencido de que se trata de meras posturas “testimoniales”; mejor dicho, fuerzas marginales con las que no ha tenido más remedio que meterse en el tálamo y dormir tranquilo.
¡Cosas de españoles!, dicen en esos ambientes. Están equivocados; de españoles, no. De un tal Pedro Sánchez. ¡Un poco de por favor!

P.D. Llegado a este punto recomiendo a los lectores de un libro de reciente aparición y que tiene su corolario de actualidad. El oro de Mussolini (Arzalia ediciones, 2022) del profesor e historiador Manuel Aguilera. Ahí podrán comprobar, con todas las pruebas ad hoc, los nostálgicos de la II República cómo aquel Gobierno planeó vender parte de España al fascismo y al nazismo. No tiene desperdicio.