Interferencias entre el Gobierno y la Jefatura del Estado
Prescindir de la presencia del Rey en un acto institucional tan significativo como es la entrega de despachos en Barcelona a los jueces de la promoción de este año es un claro signo de que hay serias interferencias entre dos de las altas instituciones del Estado que deben actuar siempre en plena sintonía respecto a las atribuciones que corresponden a ambas. E intentar despachar un asunto tan trascendente como es eliminar la figura del Rey en un acto relacionado directamente con los protagonistas de la administración de justicia diciendo que la razón del veto es que hay que proteger al Jefe del Estado y que no se podía asegurar la seguridad del monarca en ese acto es de una gran torpeza, palabra que según la RAE significa desacierto o ineptitud.
A esa grave decisión hay que unir la falta casi absoluta de una explicación seria y convincente del por qué se ha tomado, lo que significa una ausencia absoluta de transparencia y, consecuentemente, un desprecio a la ciudadanía que no se merece en modo alguno. Ver la invitación del presidente del Consejo General del Poder Judicial, en donde sí constaba la presencia del monarca en el acto, y enterarse dos días antes de la entrega de despachos a los nuevos jueces que se ha prescindido de don Felipe en la Escuela Judicial no es de recibo. El malestar en los ambientes judiciales es palpable por esa decisión que llueve sobre mojado por la falta de acuerdo de los principales partidos políticos para renovar el Consejo Poder Judicial así como otros organismos relacionados con la justicia. También ha trascendido, según fuentes de una de las asociaciones de magistrados, que un grupo significativo de los nuevos jueces que tienen que obtener sus diplomas en Barcelona han decidido no asistir a la entrega de despachos como muestra de su disconformidad con la decisión del Gobierno de prescindir de la presencia de Felipe VI.
En la Casa del Rey tampoco ha habido reacción oficial a la decisión del Gobierno aunque el departamento de Comunicación ha comentado que la presencia del Rey en la Escuela Judicial de Barcelona, a la que no ha faltado desde su proclamación como Jefe del Estado, no constaba en las previsiones de la agenda de actos que se difunde semanalmente entre los informadores. Ellos se enteraron a posteriori de que el Gobierno había considerado que existían cuestiones de seguridad que aconsejaban la no presencia del monarca en la capital catalana. A fin de cuentas, como es sabido que todos los actos del Rey tienen que contar con el refrendo constitucional del Gobierno, la decisión no iba en contra de ninguna norma, por lo que la ausencia de crítica o queja de la Casa de S.M. el Rey es consecuente con su política de relación con Moncloa, en la que siempre hace gala de evitar cualquier tipo de confrontación. Sin embargo, esta decisión gubernamental puede sentar un precedente que no puede ser positivo para la Jefatura del Estado. Ni tampoco para el Gobierno, si es verdad que no pueden garantizar la seguridad del Rey en un acto institucional en Barcelona.
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