Opinión

Inda: «De locos, en EEUU el español es la segunda lengua más hablada y aquí la pisoteamos en el Congreso»

Eduardo Inda ha hecho un experimento con el que quiere demostrar el poco sentido que tiene, por encima de otras consideraciones, la aprobación del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, el llamado Babel, de modo que se complica sobremanera la comunicación. El director de OKDIARIO ha recurrido a la inteligencia artificial para presentarse ante los lectores de este periódico hablando primero en gallego y después en catalán. ¿Cuál es el resultado? Los lectores que dominen dichos idiomas podrán entenderle perfectamente, pero, evidentemente, no será el caso del resto de los españoles.

«Usar auriculares en el Congreso es un auténtico despropósito, porque las lenguas están para comunicarse, no para incomunicarse», expone Eduardo Inda en gallego. Y explica a continuación que «esto es obviamente un montaje de inteligencia artificial, porque yo no sé hablar ni gallego ni catalán, pese a que la segunda de estas lenguas la dominaban mis bisabuelos y mi abuela materna».

A continuación, expone su argumento en español, «el idioma que hablamos los 46 millones de españoles». Recalca que «nos va a costar un millón de euros la broma de recurrir a pinganillos hablando español todos los diputados porque a los catetos nacionalistas les ha dado por humillar nuevamente al constitucionalismo, a España, y por encima de todo, al sentido común».

Señala Eduardo Inda que «resulta surrealista que Miriam Nogueras y Gabriel Rufián tengan que recurrir a ese español que tanto odian para entender un discurso de cualquiera de los diputados etarras en el Congreso». «Ya está bien de que, encima de tratarnos a los españoles como a putas y a putos, tengamos que poner la cama», clama. Recuerda que «gozamos de dominar el idioma de Cervantes, de García Márquez, de Rulfo, de Borges, de Vargas Llosa, de Cela, es el segundo idioma más utilizado ¡en los Estados Unidos de América!, en la nación más importante del mundo. Y aquí nos dedicamos a pisotearlo: ¿se puede ser más tontos?».