Opinión
BLOC DE NOTAS

Me gusta la fruta

Desde que se erigió el llamado muro, levantado por el socialismo sanchista, para tratar de dividir la ciudadanía en buenos y malos, con el entusiástico apoyo de un llamado ecosoberanismo -en realidad un comunismo independentista- todo lo que cae a la derecha de la socialdemocracia, desde partidos liberales a conservadores, son fachas. A este lado del muro no cabe más que fascismo. Y así han sido calificados como tal todos los que supuestamente caen en el lado malo, que visto está son los que carecen de derechos. El fascismo es el único calificativo que merecen y así son calificados una y otra vez desde sus oponentes las instituciones.

Ocurre, sin embargo, que quienes más han ultrajado con sus calificativos a los fascistas lamentan ahora haber sido vejados por otro supuesto fascista y solicitan su expulsión de la vida política. Pero al insulto de fascista le ha opuesto ahora el de «me gusta la fruta», que desde Ayuso ya sabemos lo que quiere significar, pero que al parecer no es más ofensivo llamar mala persona a quien niega derechos y trata de vulnerar convicciones. ¿Es mayor el insulto «me gusta la fruta» que el de fascista? Ahora bien, lo que haría falta aquí y ahora sería que los insultos y la falta de respeto fueran erradicándose de las instituciones. Pero esto, con el muro divisorio creado, parece imposible. Y así cabe lamentarlo.

MARTES: INFIERNO DEMOGRÁFICO. Baleares dicen que ahora entra de lleno en el invierno demográfico: en 2022 hubo en las Islas más muertes que nacimientos, algo que no se producía desde los primeros años de la posguerra y en concreto desde el año 1965. El año pasado nacieron en las Islas 9.079 bebés y murieron 9.320 personas. Un saldo vegetativo negativo de 240 personas. Entre otros problemas, sin descartar un cambio de costumbres, la falta de viviendas para que las parejas jóvenes puedan independizarse es una gran parte de los motivos. Pero, mientras los gobiernos prometen miles de viviendas, dejan de construirlas y mucho menos a precios asequibles. Pasa igual que con los precios de la comida, que figuran en el último lugar de sus preocupaciones. Progresismo social se llama a esto, pero al revés.

MIÉRCOLES: CATALANIZANDO. La Obra Cultural Balear y Palma XXI han exigido al Ayuntamiento de Palma que cumpla el artículo 5 del reglamento municipal de normalización lingüística, o sea, que no utilice formas no normativas para rotular edificios públicos. El único nombre oficial, por tanto, debe ser el catalán. Y solo excepcionalmente, «se podrá añadir la versión castellana cuando el oficial sea tan diferente que imposibilite su comprensión a los castellanohablantes». Así las cosas, de los carteles que ahora figuran en el mercado de Pere Garau, deben desaparecer expresiones que, aun estando integradas en el lenguaje oral popular, son lingüísticamente incorrectas y, por tanto, consideran estos catalibanes, que suponen una degradación y una ridiculización de la lengua totalmente inadmisibles, tal es el caso de lo nostro.

En justa correspondencia, la EMT, que también es municipal, debería ahora cambiar todos los avisos de los autobuses porque, observando la tan sagrada normativa, son dictados por un locutor de habla catalana que sustituye la o por la u, o sea, advierte por ejemplo de que la próxima parada es «en la plaça del Prugrés». Y así todo. Todas las a convertidas en u, como el catalán barceloní más incorrecto. Si hay que catalanizar pues conviene también descatalanizar. La corrección, oigan, es la corrección.

JUEVES: EL QUIOSCO ILEGAL. La regidora de Hacienda de Palma ha señalado en una tertulia organizada por la Asociación ARCA que mantener abierto el Bar Alaska es un agravio comparativo. En efecto, no se puede pedir una normativa a alguien que quiere abrir un negocio y tener el tradicional quiosco durante años de manera ilegal. El problema de este quiosco, que algunas voces se han atrevido a calificar como emblemático, aunque no se sepa muy bien el porqué, es que es un adefesio plantado en una plaza que ahora se quiere remodelar y recobrar la dignidad de un espacio urbano de alto valor. Pueden en Cort romperse sa closca a ver si encuentran para este lugar la mejor solución. Mientras, se lo han estado pensando durante años, que ya es mucho.