Opinión

Gracias, Pedro, por la convivencia

Hoy es un día de mierda, aunque nunca dudé de que llegaría. El poder es el poder y es lo que quiere Sánchez a cualquier precio. Aún así cuesta leer el anuncio de que habrá gobierno gracias a un delincuente huido de la justicia. Con Zapatero las palabras eran «viento», pero con Sánchez los son hasta los crímenes. Todo lo que dijo alguna vez se disipa en el aire de su pura conveniencia. Reconozco que tuve una soterrada e inconfesable vetilla de esperanza. La tuve cuando participé, incrédula y agradecida, en la pequeña concentración que se llevó a cabo el lunes pasado en Pallars, 191, sede del PSC. Un pequeño paso para la disidencia catalana pero gigantesca en sociedades como la nuestra o la vasca.  Sociedades impregnadas hasta el fondo de esa pertinaz «superstición de la derecha» que es peor que la de un gato negro que ha roto un espejo pasando por debajo de una escalera. Miedo irracional, el peor de todos:  no hay argumentos más incontestables que los gaseosos.

Las concentraciones ante las sedes del PSOE a principios de semana insinuaban la posibilidad de una advertencia atendida. Por algo copaban la mayoría de titulares del país. Y esas manifestaciones, con sus cargas policiales en Ferraz, podrían haber marcado un antes y un después. Pero habrá un gobierno que vendrá con un serio recorte de los derechos y libertades de los ciudadanos españoles. Lo que acarreará una pérdida de confianza brutal en la política y en ese sistema judicial que el Psoe se ha comprado. Un Psoe que cada vez se parece más al del 34 que al de Felipe González. Tal vez porque siempre fue el del 34, de ahí el borrado selectivo que significa esa «Memoria Histórica» que reescriben con la extrema izquierda.

Varios colectivos están llamando a la movilización permanente contra los socialistas.

Y hay convocadas protestas para este fin de semana animadas por personajes de los que yo apenas tenía idea. No son los políticos los únicos que mueven a la gente, también los influencers. Desconocido para mí era Rubén Gisbert. Con más de medio millón de suscriptores en YouTube, Gisbert anunciaba el lunes: «Estaré en Ferraz, no en defensa de la Constitución que nos ha traído hasta aquí. Sino en defensa de España y contra el Estado que se ha repartido la nación hasta el colmo de la indignidad».

Y no sólo tenemos influencers que podrían situarse en la «derecha». Tampoco sabía nada de un tal Roberto Vaquero, que ha convocado una manifestación el próximo sábado a las 12:30h frente a la sede del PSOE en Madrid. Lo he googleado y dice que es escritor e historiador, presidente del Frente Obrero y secretario general del Partido Marxista-Leninista (Reconstrucción Comunista). Un hombre que dice que  «no se puede gobernar a cualquier precio» y que «ni siquiera son independentistas porque quieren seguir viviendo de España como garrapatas».

¿Esta era la convivencia de la que íbamos a disfrutar a partir de ahora en Cataluña y «Restospaña»? ¿Nos van a salvar ahora los influencers? Si les anima la razón además de la pasión, bienvenidos; aunque yo soy más analógica en política. Por eso confío un poco más en personas como la presidenta de la Comunidad de Madrid, entrevistada en Espejo Público.  Pedro Sánchez «nos ha colado una dictadura por la puerta de atrás», ha dicho.  Y que «en el momento en el que un gobierno es ejecutivo, legislativo y poder judicial, eso es una dictadura».

El tablero de juego ha cambiado. Bienvenidos, de momento,  a la nueva “convivencia” sanchista.