El gallinero de la derecha
Mientras la derecha se pelea por ver quién combate mejor las cortinas de humo de Sánchez y quién le lanza salvavidas de moderación o bombas de guerra cultural, el presidente del desgobierno se va a Davos a reunirse con las élites globales y pedirles que sean más justas con el mundo. En realidad, fue a escuchar lo que esas elites globales, creadoras de una perversa política de reordenación del futuro mundial, tienen que decirle. Sánchez es un empleado más de quienes, desde la alimentación hasta el derecho a vivir, han propagado un nuevo virus en el planeta llamado agenda 20-30. Pide a los ricos comprensión y les alaba su trabajo duro, mientras aquí saquea a quienes tienen la osadía de vivir de su negocio, prosperar con su trabajo y cumplir con la ley.
Tras visitar a los dueños del mundo, dirigido por el patrón del Foro Económico Mundial, llamado Klaus Schwab, un ser siniestro que llegó a afirmar no hace mucho que tenían controlados a los gabinetes de los gobiernos mundiales (sic) -sobre los designios de este sujeto y sus amigos, a los que nadie ha votado ni elegido, descansan las políticas nacionales ahora-, Sánchez regresa para protagonizar la enésima pantomima de marketing de su factoría. Se va a Coslada, a un parque vacío y vaciado de gente, que es como les gusta a los caudillos tomar la calle, y se fotografía jugando a la petanca con un grupo de jubiletas, que resultaron ser cargos y militantes del PSOE. Sabemos que todo en él es falso, pero resulta que estas escenificaciones dan réditos, pues un pueblo anestesiado vive de lo que los titulares de medios afines y la fotopolítica producen: la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad, dijo Felipe.
Sánchez, como la izquierda en general, es un maestro consumado en el arte de la proyección y en construir percepciones. Una cosa es lo que dice y otra lo que sucede. Y ya saben que la mejor forma de destruir una percepción construida es presentar y difundir una realidad consumada. La penúltima mentira proyectada del presidente, como manoseada percepción, es decir y repetir que «con este gobierno, las mujeres no retrocederán en derechos». La realidad es otra bien distinta a cómo la dibuja Moncloa. Con el gobierno socialista y comunista, las mujeres mueren más, viven peor y con más miedo. Es decir, hay más asesinatos y más desigualdad. Y esto son cifras oficiales. Conclusión: gastan más dinero en propagar la mentira que en solucionar la verdad. Pero ya sabemos que el PSOE nunca fue un partido de verdad.
Bajo estas premisas, harían bien en la derecha en entender que la izquierda política y mediática ya tiene preparado el titular de «la foto de Colón» tras la manifestación que el sábado concentrará a la España que quiere seguir siendo España y a los demócratas que desean que esto siga siendo una democracia. Deben superar cualquier complejo ante el qué dirá la izquierda. Porque la izquierda va a decir lo de siempre, haga lo que haga la derecha. Por eso, el relato no debe estar en buscarse las cosquillas entre programas ideológicos parecidos, porque al votante de derechas nunca le hizo gracia los jaleos en casa propia. Es un votante de orden y concierto y este febril espectáculo de machos alfa, unos por captar el plácet del socialismo moderado y otros por arrastrar el voto desencantado -y más conservador- de los populares, puede facilitar una reedición del sanchismo en su versión más perfecta y totalitaria.
En Moncloa saben que la continuidad del proyecto más liberticida que hemos sufrido los españoles desde Franco pasa, no tanto por los escaños que saquen los socialistas, sino por los que reediten, o multipliquen, sus socios. De ahí la entrega manifiesta a aquellos, perdonando sediciones y malversaciones. Sánchez y Bolaños, mentirosos irredentos ellos, asimilan su permanencia a que sus aliados sepan vender en parroquia cantonal que su voto ha resultado útil, pues tienen al Gobierno de España rendido a sus pies y comiendo de su mano. Y con el dinero de todos, les compra su perversa paz. Lo volverán a hacer, pero cuando el gobierno cambie, no antes. Por aquí pasa el discurso, estrategia y movilización del sanchismo en este 2023. Mientras en el gallinero de la derecha se pelean, en Ferraz se frotan las manos pensando que lo que resultaba una quimera hace unos meses, hoy puede reeditarse. La alternativa política no puede pasar por un corral de gallos peleados y gallinas revueltas. El centro derecha sociológico nunca perdonaría eso.
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