¿Para esto queréis la independencia, president?
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, señalaba con acierto el pasado 30 de junio que el Govern de Cataluña intenta «chantajear» a los medios con publicidad institucional. Un apunte más que pertinente sobre una realidad peligrosa, ya que dichos medios llegan casi a la connivencia con los golpistas que tratan de partir España en dos. Esta práctica carcome la credibilidad de muchas de las publicaciones catalanas y define perfectamente la catadura moral tanto de quien lo propone como de quien lo acepta. No obstante, cualquier perversión siempre puede ir un paso más allá. Es el caso de la exclusiva que les trae OKDIARIO, en ella les contamos cómo la Generalitat de Carles Puigdemont ha entregado más de medio millón de euros en subvenciones a Hermes Comunicacions. Este grupo editor no tendría más interés, amén de su marcado sesgo nacionalista, si no fuera porque entre sus medios de referencia está Catalonia Today. Un libelo independentista dirigido por la mujer del president, Marcela Topor.
¿Para eso quieren la independencia, señor Puigdemont? ¿Para poder disponer del dinero de todos los catalanes sin el más mínimo control? El caso de la empresa de su mujer, carente de responsabilidad, ética y escrúpulos, no es el único. En su intento de secuestrar la diversidad informativa de Cataluña, el líder de los golpistas y sus compinches han entregado más de 11 millones de euros en ayudas a grupos informativos afines a lo largo de 2016. Entre ellas, Ara.cat, CESICAT o FUNDACC. Ninguna de las empresas nombradas tienen el más mínimo problema a la hora de exhibir su ideología política. Propaganda pagada con dinero público en una comunidad autónoma donde no están, precisamente, para hacer dispendios con los recursos de los contribuyentes. Cataluña debe más de 77.000 millones de euros a las arcas públicas y en los dos próximos años tendrá que devolver 9.500 millones al Fondo de Liquidez Autonómico. Mientras tanto, y con los servicios elementales pendiendo de un hilo, siguen financiando en los medios —algunos de familiares, como en el caso de Puigdemont— su deriva a ninguna parte.