Opinión

Esto huele a robo electoral al PP

La Historia contemporánea de España se puede escribir como un constante esfuerzo por alcanzar mayores cotas de libertad, justicia y prosperidad. El puerto de llegada de esta lucha emancipadora, que en ocasiones bien ha merecido el calificativo de titánica, es la Constitución de 1978; una Carta Magna que cimienta la democracia española, una de las más avanzadas del planeta y auténtico arco de bóveda de nuestros últimos 40 años de convivencia y bienestar.

Por ello, duelen especialmente hechos como los acontecidos en las mesas electorales de León durante la jornada del 26-M. De confirmarse las sospechas, todo apunta a un intento de pucherazo por parte del PSOE para hacerse –cueste lo que cueste y sin importar los medios– con el consistorio de la ciudad. Serios indicios apuntan a que la trampa se consumó en una mesa electoral, y que en una segunda el engaño fue frenado por el ojo avizor de unos apoderados de Vox.

En este contexto cobran nuevo e inquietante sentido las taxativas palabras que el pasado 9 de enero pronunció José Antonio Díez, el candidato socialista, en rueda de prensa: “Que a nadie se le escape que el PSOE va a gobernar esta ciudad”. Tantas ansias tenía el PSOE por recuperar la Alcaldía leonesa que en noviembre de 2018 la por entonces ministra Meritxell Batet visitó León para apadrinar personalmente a Díez.

Que en la España del siglo XXI haya intentos en toda regla de trucaje electoral es algo intolerable. Nos retrotrae al peor pasado; a esos entramados oligárquicos y caciquiles contra los que tantas generaciones de españoles combatieron para dejarlos definitivamente atrás. Es necesario que la Junta Electoral Provincial y los tribunales competentes investiguen con todos los medios que el Estado de Derecho pone a su disposición, que no son pocos, para aclarar esta turbia atmósfera de sospecha que ya comienza a viciar la legitimidad de la elección. Ningún gobierno, sea de izquierdas o de derechas, puede sostenerse sobre la técnica del pucherazo.