Opinión

Emergencias que no funcionan

Ha sido detenido en Senegal a Guillermo Fernández, condenado a 36 años por violaciones y asesinato, fugado la pasada semana durante un permiso carcelario. Medios de comunicación informaron de su fuga pidiendo a la ciudadanía que si lo veían llamaran al 091. El 091 es el teléfono de emergencias de Policía Nacional. Hasta hace unos años, prestaba el servicio más inmediato a cualquier ciudadano en tiempo de respuesta inigualable en ningún país del mundo. Hoy, miles de llamadas quedan sin atender cada mes, unas veces porque nadie responde al teléfono, otras muchas, porque no hay vehículos disponibles para enviar. No es por falta de personal. Se han dividido las brigadas de seguridad ciudadana y creado nuevas unidades UPRs (Unidad de Prevención y Reacción), GOR (Grupo Operativo de Respuesta), que no son dirigidas desde el 091, dedicadas a identificar a jóvenes en controles callejeros o parques, cachearlos, incautarles la dosis de hachís de consumo propio y anotarse un “palote” estadístico, con lo que los jefes presentan sus resultados.

Trabajan para los mandos policiales, no para la seguridad pública. Dicha división se hizo para que hubiera más puestos catalogados, con más dinero para los jefes. En seguridad ciudadana de Málaga hay 265 policías trabajando en la calle y 245 puestos catalogados (jefes). Sevilla es de las plantillas donde más llamadas quedan sin atender, cientos cada día. Ni con Zoido y su jefe de seguridad ciudadana, antes jefe superior en Sevilla, mejoró.  Puede ocurrir que las llamadas al 091 no sean atendidas mientras coches en la calle de UPR identifican a jóvenes arbitrariamente, práctica ilegal en países de nuestro entorno. La prioridad no es la seguridad pública sino la estadística de actividad. En el barrio sevillano de Bellavista una persona, bajo efectos de drogas y/o alcohol, amenazó a varios clientes en una terraza de bar con un cuchillo.

No hay coches de 091 ni 092 (Policía local); tras mucho tiempo de espera, un guardia civil de paisano y otras personas redujeron al agresivo ciudadano. Al día siguiente, el detenido vuelve con un cuchillo amenazando a los que están en las terrazas, unos se van y otros se encierran en un bar ante sus amenazas. Más de una hora sin que ni el 091 ni el 092 envíen un coche. Los vecinos protestan contra la inseguridad. En esas mismas fechas, en Sevilla, una mujer llama durante dos horas al 091 porque su expareja está tratando de derribar la puerta de su casa con una piedra de grandes dimensiones. Tampoco había coches. Afortunadamente la puerta resistió. De no hacerlo y producirse un crimen nadie sabría que durante más de dos horas esa mujer pidió ayuda al Estado sin recibirla, y veríamos a los políticos responsables con sus discursos de siempre: nunca son responsables de nada.

El servicio en la Guardia Civil, 062, es peor. A determinados núcleos rurales, competencia de dicho cuerpo, hay que esperar varias horas o días para que llegue la patrulla. La pasada semana comparecieron víctimas del accidente de Spanair en Barajas en el Congreso. Dijeron que tras el accidente no llegaron las ambulancias y policías hasta transcurridos 45 minutos. Todos los servicios de emergencia recibieron semanas después un homenaje institucional por su eficacia. En vez de análisis crítico, homenajes políticos con lo que los errores no se corrigen. En el accidente de Angrois se concedieron varias medallas rojas a policías, pensionadas, por actuar en el rescate, y una a un comisario por recoger a una autoridad en el aeropuerto. Ninguna merecida. Sobran homenajes, medallas y propaganda y falta mejorar el servicio.