Emerge el coraje cívico de la izquierda. ¿Alguien así en Baleares?
Los dos minutos y medio del parlamento de Paco Álvarez en Barcelona el 8 de octubre son un ejemplo demoledor del courage civique de la izquierda en este fatídico momento que transgrede convicciones y normas sociales, a cuenta de un PSOE desnudo, ajeno por completo al oasis socialdemócrata vivido en los años de la transición. El PSOE, aquí PSIB, desde el año 2004 viene abrazándose a una deriva; esto es desvío del rumbo establecido según los principios hasta entonces defendidos, para alcanzar el poder sin pudor.
Pudor, conviene recordarlo, es palabra que refiere honestidad y por lo tanto decencia, decoro, rectitud y honradez. Todo ello se ha ido al carajo desde el año 2018 con el autócrata Pedro Sánchez obsesionado con mantenerse en el poder a toda costa. Convendría recordar que Sánchez se ha limitado a poner en práctica, en el Gobierno de España, lo que ha sido el Pacte de Progrés en Baleares, especialmente desde la llegada de Francina Armengol.
¿Acaso hemos olvidado la defensa a ultranza de Armengol de aplicarse en Madrid en 2019 lo que ella había hecho en Baleares desde el año 2015? Ella misma se jactaba con orgullo de ser pionera en tales menesteres. Ocupar la presidencia del Congreso solamente ha sido un regalo de los separatistas en señal de agradecimiento por los servicios prestados al pancatalanismo desde el Govern del Pacte en Baleares. Es un sinsentido que sea la tercera autoridad del Estado, pero no hay engaño en ello puesto que el requisito supremacista ha demostrado, una vez más, estar por encima del mérito. ¿Les suena eso de requisito y mérito en las oposiciones supremacistas? Que tome nota Marga Prohens, no vaya a ser que le pueda el complejo.
Un regalo, todo hay que decirlo, cuyo primer envoltorio es el pinganillo y acto seguido muñir el reglamento para aprobar la amnistía que acabará con el Estado de derecho. En lo primero, queda retratada. ¿Y en lo segundo?
De momento, el courage de la izquierda ha escuchado el despertador y se ha puesto en marcha. Significados socialdemócratas de la transición ya han comenzado a dejar de reconocerse en la izquierda que pensaban era la suya. En este barullo, han aparecido nuevas voces, con vocación de refundar una socialdemocracia, si bien no acabo de confiar en ellas porque mucho tienen de frikis, y más bien poco de andar desvinculándose de los viejos tics de la peor izquierda. Porque la mona (friki) aunque se vista de seda, no dejará de ser persona que practica obsesivamente su condición de ser de izquierdas.
Las convicciones expresadas por Paco Álvarez, y otros, no parecen estar lo suficientemente presentes en una izquierda básicamente intelectualoide y, por tanto, proclive en un futuro más o menos próximo a caer en los mismos errores. Solamente el hundimiento del PSOE, aquí PSIB, podría provocar un proceso de reflexión que regenere un espacio político desaparecido. Ese coraje cívico emergente de significados militantes de la izquierda, que sí comparten los principios democráticos, debería desembocar en restaurar los valores de la transición prostituidos al llegar la extrema izquierda al poder con el PSOE sanchista, antes zapaterista, y su ensoñación populista.
Puesto que Baleares ha sido el laboratorio para llevar al poder a una jauría de okupas de alfombras y sillones sin escrúpulos, la pregunta que me hago es si este courage que comienza a emerger con esperanzadora insistencia puede encontrar voces similares entre nosotros. Joan March le hizo un daño inmenso al PSIB-PSOE, al instaurar desde la secretaria general el principio de Socialismo y Autonomía, abriéndole la puerta a la barra libre, liderada primero por Francesc Antich y después por Francina Armengol; ella, bien a gusto, hoy, al programar viajes para joder la marrana a Marga Prohens.
Estos son los socialistas sin escrúpulos que han gobernado Baleares durante los últimos ocho años y generando una permanente inseguridad jurídica. El elector de Baleares está obligado a recordar que los diputados y senadores del PSIB-PSOE por Baleares han estado a la vanguardia de las votaciones que permitieron derogar la rebelión y la malversación, y que de inmediato darán su voto positivo a la amnistía y el referéndum de autodeterminación.
Si esos votantes, aun recordándolo, se mantienen en sus trece, ya sabemos que habrá que enviarles al ostracismo desde las urnas, y a ser posible, por unas cuantas legislaturas en defensa de la salud moral del archipiélago.
Mientras el PSIB no se hunda electoralmente, jamás habrá posibilidad para que se regenere la izquierda entre nosotros. Todos los parlamentarios, sea en el Congreso o el Senado que aporta el PSIB, son simples paniaguados.
Todos ellos votarán sí a la Amnistía y al Derecho a Decidir, porque no son personas libres. El sueldo, las 30 monedas, les van en ello. Del mismo modo que un electorado incapaz de recordar los valores de la socialdemocracia no puede ser consciente del importante significado del coraje social, porque está subordinado a quienes solo entienden de servidumbres impuestas.
La desidia del PSIB las últimas dos décadas solamente podrá hundirse en la insignificancia electoral, si PP y Vox son capaces de entenderse, respetarse, caminar juntos con la autoridad que confiere los deberes cívicos cumplidos.
Esta es la gravísima, inaplazable responsabilidad del centroderecha: ejercer labores de gobierno atendiendo al interés general y mirando generosamente a quienes, siendo de izquierdas, asumen en conciencia el courage civique al objeto de extenderles la mano para caminar juntos. De no ser así, vuelvo a insistir en ello: siempre nos quedará Baleares, frente a la deriva populista.
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