Opinión

La dictadura del euskera se convierte en un problema de salud pública

Es el colmo de la estupidez o el culmen de la dictadura contra el español. O las dos cosas: el Gobierno vasco se ha quedado sin médicos para 52 especialidades como consecuencia de la imposición del euskera para ejercer en la sanidad pública. O sea, que los facultativos españoles que no se manejan en dicha lengua han tenido que buscarse la vida fuera del País Vasco.

El despropósito es de tal calibre que el Gobierno vasco ha tenido que improvisar sobre la marcha e importar médicos extracomunitarios, especialmente de Hispanoamérica, para cubrir la apremiante urgencia de facultativos. Eso sí, a los candidatos interesados no se les exigirá ya hablar euskera, como sí sigue exigiendo a los aspirantes que son españoles.

La imposición del euskera en las convocatorias de empleo público en el País Vasco ha provocado situaciones como la de que el conocimiento de la lengua autonómica puntúe el doble que un doctorado para acceder a una plaza como pediatra. El manejo del euskera se valora con entre 9 y 18 puntos (nivel máximo), mientras que un doctorado cum laude apenas recibe 10 puntos; un doctorado, 9 puntos; un máster, 6; una titulación como experto o especialista, 5; y una licenciatura con sobresaliente o matrícula de honor, 3.

No es de extrañar que, en estas circunstancias, muchos facultativos decidieran buscarse un futuro fuera del País Vasco. Años de dictadura lingüística han provocado una gravísima falta de médicos que el Gobierno de Urkullu pretende solventar relajando sus exigencias lingüísticas sobre el euskera para poder atraer a facultativos extracomunitarios. La conclusión es que el Gobierno vasco ha optado por un perfil profesional en el que el conocimiento de la lengua autónoma ha primado en los últimos años por encima del mérito y la capacidad profesional. Y los resultados ahí están: muchos de los mejores médicos se han ido y ahora, en su lugar, tienen que contratar facultativos extranjeros sin la experiencia de aquéllos. Y encima sin hablar una palabra de euskera. De aurora boreal.