Opinión

Del Estado de Derecho al reino de la arbitrariedad

¿Cómo pudo María Sevilla secuestrar en la España del siglo XXI a sus dos hijos, uno de ellos en plena edad escolar, dentro de una casa en ruinas durante dos largos años? En tan desquiciado plan todo se vuelve más sencillo si la escuela, en vez de advertir la ausencia del menor, justifica el gran número de faltas del niño e incluso notifica periódicamente sobre su buena marcha en las clases, escondiendo así su evidente desescolarización. Nada de esto sucedió por casualidad, dado que se advierte una acción coordinada y sostenida en el tiempo por parte de tres actores distintos: el centro público, la inspección de Educación y la Consejería andaluza. Todas estas instituciones ofrecieron cobertura –¿quizás había que decir mejor coartada?– a la asesora de infancia de Podemos. En cambio, no cumplieron de manera premeditada con sus funciones de velar por la integridad del menor.

Estos son hechos graves, por cuanto implican la suplantación de los mecanismos propios del Estado de Derecho, que a todos nos amparan por igual, para implantar el reino de la arbitrariedad en base a filias ideológicas. El caso de María Sevilla ejemplifica quienes son los que más sufren en un proceso de degradación así: los más débiles, es decir, los niños. Resulta intolerable que dentro de una democracia avanzada cómo la nuestra se creen semejantes bolsas de impune opacidad. No podemos permitir que en España brote ninguna clase de Estado paralelo o de Estado dentro del Estado, pero vamos camino de ello.

Tampoco es de recibo asumir una actitud acobardada ante manifestaciones como las del 8 de marzo, que han secuestrado, parodiándola, la causa feminista –tan necesaria en nuestra sociedad– para convertirla en una especie de ariete al servicio de los partidos de izquierda y de extrema izquierda. Con la investigación y con las acciones pertinentes hay que combatir este proceso de apropiación de nuestro sistema de convivencia cívica. El poder judicial dispone de los instrumentos necesarios para acometer con carácter urgente esta labor.