Opinión

Del agua, ¿se ocupa alguien?

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

La II legislatura del presidente Aznar (2000/2004) fue un desastre (mayoría absoluta) hasta el punto de que al final de la misma (ya sé lo de los trenes de Atocha) el Partido Popular perdió el poder y Mariano Rajoy se quedó sin ganas de continuar fumando puros.

Pero la verdad histórica reconoce que tuvo un plan (hidrológico nacional) que consistía en tratar de utilizar el agua que se desaprovechaba e iba directamente al mar para encauzarla allá donde se necesitaba. Cierto es también que colocó al frente del dicasterio que debía ejecutar tan histórico y ambicioso plan a un corrupto (Jaume Matas, por sugerencia el amigo Zaplana), pero no fue ése el argumento utilizado por el volátil Zapatero para dejarlo en el cajón. Al pobre muchacho leonés, la mujer de Borrell le convenció de que era más ecológico, barato e interesante sustituirlo por desaladoras. Claro, más interesante para los del PSOE, algunos de cuyos dirigentes se forraron con el cambio, un asunto que todavía anda coleando de juzgado en juzgado. No fue ajena aquella decisión equivocada, como tantas, a su entrega a los independentistas y republicanos catalanes que se negaron en rotundo a llevar a cabo el inicial plan aznarista y exigieron mandarlo directamente al averno.

De aquellos polvos se padece la actual sequía que tiene acogotados a pueblos enteros de Cataluña y Aragón, amén de los territorios tradicionalmente secos. Supongo que esos ciudadanos, que ya no pueden beber agua sin antes pasar por el súper ni bañarse ni poner la lavadora, sepan a quién y quiénes tienen que pedir responsabilidades por tamaña decisión.

En el día de hoy, el máximo responsable, esto es, el señor Sánchez y sus cuates, sólo ha hecho referencia al asunto clave del agua cuando la Junta de Andalucía ha decidido ofrecer alguna solución a los agricultores de la zona de Doñana. De lo otro, ni papa. Anda esa incompetente en coche oficial apellidada Ribera más preocupada por sentar a su marido en las mamandurrias que abrir siquiera la boca para decir ¡agua!, ¡agua!, ¡agua!

¿Exigen entonces que el pueblo que padece les respete? Un poco de seriedad y mínimo talento.

P.D. Me da la impresión de que al Gobierno andaluz alguien le ha engañado en el tema Doñana. Y Doñana es andaluz, español, europeo y mundial…