Cuando los famosos escriben sus memorias
Esta semana Isabel Preysler ha anunciado la publicación, el próximo 22 de octubre, de sus memorias con el título Mi verdadera historia (Espasa).
La reina del couché sigue la estela de todos aquellos famosos o famosillos que un día deciden narrar su vida o parte de su vida para transmitir recuerdos y vivencias. También son una forma válida para compartir con los lectores recuerdos, emociones y sucesos. Tanto la autobiografía como la memoria tienen por narrador(a) a su autor(a) y están escritas a partir de hechos reales y experiencias de una forma más o menos fiable que el autor ha vivido.
Si nos limitamos a España, encontramos memorias de famosos como Bárbara Rey, Rafa Nadal, Iker Casillas, José Luis Perales. Y también de Julio Iglesias, Alfonso de Borbón, Reina Federica –madre de la Reina Sofía– o las polémicas del Rey Juan Carlos, dictadas primero a Carlos Herrera hace ya más de dos años, pero que, sin respetar al autor, dictó otra a la periodista francesa Laurence Debray con el título de Reconciliación. Nada que ver con las del amigo y compañero Herrera, que se las tuvo que guardar «para mejor ocasión», aunque, como ya he comentado en mi columna, tuvo a bien enviármelas capítulo a capítulo. Y puedo dar fe de que no se ha escrito nada mejor ni más interesante sobre el soberano español. Inexplicablemente, Herrera prefirió guardarlas en espera de la autorización real. ¡Imperdonable!
La justificación de Federica
En 1971, La Esfera de los libros publicaba las interesantísimas memorias de la madre de la Reina Sofía, Federica de Grecia, que justificaba haberlas escrito porque «mi existencia ha sido distinta de las demás solamente por mi condición de reina, pero no por las emociones que he experimentado. He reído y llorado, como todo el mundo. También he amado y perdido. Incluso he tenido momentos de desesperación. Pero siempre he sentido el deseo de hallar la verdad sobre el significado profundo de la vida, así como el saber qué hacer con ella. Si he alcanzado cierto grado de comprensión, deseo compartirlo con mis semejantes, a quienes dedico este libro». Nunca he leído mejor justificación para redactar unas «memorias».
Las de Alfonso de Borbón, dictadas al escritor francés Marc Dem, estuvieron a punto de no publicarse. Por razones políticas, familiares y jurídicas. Se empezaron a dictar un año antes de su trágica muerte, aunque a Alfonso le dio tiempo a repasar minuciosamente todo el manuscrito y en tres ocasiones.
La última, el 21 de enero de 1989, nueve días antes del mortal accidente en las pistas heladas de Colorado. «La publicación de estas memorias se hace de acuerdo con su voluntad que, unas dramáticas circunstancias, la convierten, precisamente, en el testamento espiritual de Alfonso de Borbón: Todo lo que acabo de escribir no tiene interés y razón de ser publicado si no nos planteamos y respondemos a una pregunta: ¿Pertenece la idea monárquica al pasado o concierne a un futuro más o menos próximo? ¿Es una realidad con la que todavía podemos contar? Si hubiera que responder con una negativa, mi contribución a la historia habría sido muy modesta… Para descartar toda ambigüedad diré, en primer lugar, que no alimento ambición política alguna. No soy el jefe de un partido que se llamaría monárquico o legitimista. No soy un pretendiente, pero un príncipe no muere jamás».
Las otras memorias de Isabel
Aunque Isabel Preysler ha anunciado estos días la publicación de su autobiografía, es obligado hoy puntualizar que quien esto escribe ya publicó en 2016, su vida: Isabel, la amante de sus maridos (Grijalbo), en el que justificaba el título, que no era, en modo alguno, «un juego de palabras, aunque los términos ‘amante’ y ‘esposa’ podían llevar a la confusión cuando podían —y deberían— ser complementarios. Sobre todo si la mujer, como es el caso de Isabel, sabe conjugar las dos situaciones».
Conozco a Isabel Preysler desde que se instaló a vivir en España. Pero, sobre todo, desde 1971, año en el que se casó con Julio Iglesias, del que se divorciaría tan sólo siete años después. ¡Cómo olvidar su boda a la que yo asistí! Nunca se ha visto una novia más triste el día que debía ser el más feliz de su vida.
Ese día hubo más periodistas y fotógrafos que invitados. Fue un desastre. Era la primera vez que Isabel se enfrentaba a la popularidad. Era su bautizo ante los focos. El país se enteró, ese día, de la identidad de la mujer de Julio Iglesias.
Isabel lo pasó muy mal. No era la boda con la que había soñado. Incapaz de disimular, estuvo llorando durante toda la ceremonia. «Nunca he visto llorar igual a una novia», comentó el sacerdote oficiante. Las suyas no eran lágrimas de amor ni de emoción ni de alegría, sino de tristeza y de angustia: presentes su madre y su hermana, que nada sabían del futuro bebé.
Isabel lloraba porque estaba embarazada
Yo recordaba, a la hora de escribir este capítulo, que tres novias, al igual que ella, no pudieron evitar llorar a lágrima viva. Aunque nadie llegó a saber por qué lloró, en su día, Irene de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta y Charlene de Mónaco.
En el caso de Isabel, sus lágrimas pesaban más que las palabras, sobre todo porque si hay palabras que lloran, también lágrimas que hablan, Isabel lloraba porque se casaba… embarazada del primer hombre con el que se había acostado y que era, precisamente, mi compadre Julito.
Según Alfredo Fraile, Julio tuvo que convencerla para que se casara con él. La idea inicial de Isabel era la de no casarse e irse a Estados Unidos con sus tíos que vivían en San Francisco y tener el bebé allí… Prefería eso a casarse en estas condiciones, deprisa y corriendo…
Cuatro parejas, cuatro
Todo esto y mucho más se contaba en aquella especie de memorias de La amante de sus maridos, una mujer apasionada y apasionante que siempre ha luchado por lo que ha querido. Defensora a ultranza del amor, ha tenido, que se sepa, cuatro parejas y las cuatro con hombres de reconocido prestigio: primero, Julio Iglesias, uno de los españoles más universales. Después, el discreto y elegante marqués de Griñón, del que se separó para unirse a Miguel Boyer, el superministro de Felipe González. Y, por último y ya en plena madurez, el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, una relación que, por razones obvias, puede que sea la última. Aunque, ¡vaya usted a saber…!
Chsss…
Ha alquilado su velero Mata Mua de 38 metros de eslora y cuatro camarotes por 8.000 euros al día.
El ex ministro no será un ejemplo de nada, pero ella, su ex esposa, no es una señora.
Según Chapu Apaolaza, Sánchez, para alcanzar la igualdad entre hombre y mujer, «hay que elevar los ovarios y machacar los huevos».
A propósito de la muerte del gran Armani, hay que recordar que la consorte real eligió para la ceremonia de su pedida con Felipe, el 6 de noviembre de 2003, un traje sastre blanco que volvió a repetir en la visita oficial de los ya Reyes a Marruecos, en febrero de 2019.
Estoy de acuerdo con Pérez Reverte en que «la vejez de la que disfruto te proporciona una visión distinta de las cosas: más honda y profunda. Pero sobre todo te hace más compasivo».
Con lo bien que estábamos sin él, va y reaparece reinventado con el pelo teñido de rubio y con ganas de «palapear».
«No creo que haya otra razón para estar vivo que ayudar a los demás». Lo ha publicado Richard Gere.
¿Quién es esa reina reinante que ha sido fotografiada con casco, chaleco y pantalones reflectantes inspeccionando una obra que lleva a cabo el grupo empresarial español FCC?
El famosísimo actor ha confesado: «Siempre me tocan los personajes más tontos. Lo importante es que tú no lo eres».
¿Es que en España no hay centros universitarios para que tenga que cursar estudios de Ciencias Políticas en Londres, París y Berlín?
El famoso y simpático presentador ha declarado que «mi marido no me deja retirarme» y la famosa presentadora de la aventura hondureña desmiente que «no me he casado con mi novia aunque nos hemos comprado un piso».
El famosísimo actor ha descubierto que la mujer a la que llamaba «madre» en realidad era su abuela y la persona que había considerado siempre su «hermana» era en realidad su madre biológica. Lógicamente, le ha producido un shock, aunque ha mostrado su capacidad de aceptación y resiliencia.
El juicio del hijo de la futura reina, acusado de violaciones, abusos sexuales, agresiones y amenazas de muerte, ya tiene fecha. De ser condenado podría cumplir hasta diez años de cárcel.
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