El cinismo de Errejón revuelve las tripas
El hombre que denunció a Errejón: «Tengo fe en la Justicia pero he pasado muchas noches sin dormir”
La víctima de Íñigo Errejón: “Han venido a por mí, el ataque de algunos medios me ha hecho mucho daño”
Este es el vídeo de la agresión de Íñigo Errejón a un jubilado con cáncer de colon
Las declaraciones en exclusiva a OKDIARIO del pensionista enfermo de cáncer que denunció haber sido pateado en el estómago por Íñigo Errejón revuelven las tripas. Este hombre de 68 años narra con resignación cómo fue pateado una noche por el líder de Más País por el simple hecho de haberle pedido un selfie en la calle en pleno centro de Madrid. Una patada «rastrera» de «quítate de aquí cerdo, quítate de aquí guarro», según el testimonio del jubilado.
Cruzarse en el camino de Errejón a este hombre le supuso un calvario. «De golpe y porrazo me encuentro con un juicio, testificar, con el problema de que tu agresor es un diputado y además con quimioterapia sin terminar y hecho un asco porque la quimioterapia te mata, llevo 13 meses en un sinvivir agravado con todo esto», explica A.D.C. De su testimonio se desprende que el pensionista tuvo encima suerte porque, como le dijeron los médicos, si esa patada hubiese sido cinco centímetros más cerca de la operación hubiese sido mucho más grave y podría haberle dejado «las tripas en el suelo».
Errejón no mostró la menor compasión por este pobre pensionista. Es más, mintió descaradamente hasta en tres oportunidades sobre este caso. La primera, cuando dijo que optó por marcharse tras negarse a hacerse la foto. Falso, porque las cámaras de seguridad demostraron que se giró al irse gritando en tono provocador hacia la víctima «¡ven aquí!». Tanto que sus acompañantes se lo tuvieron que llevar a rastras. La segunda, cuando afirmó que «la acusación que se me dirige es falsa» cuando una denuncia, dos testigos y las imágenes de las cámaras corroboraron dicha acusación. La tercera, cuando dijo con chulería que estaba «a disposición de cualquier información oficial» que se le requiriese. Muy dispuesto parece que no estaba desde el momento en que decidió recusar a la juez por querer llevarle al banquillo.
No hay que olvidar que hablamos de un dirigente de izquierdas que se ha hecho llagas en la boca presumiendo de estar con «la gente». En otro país, un diputado violento como Errejón ya tendría que haber dimitido por un escándalo de estas proporciones pero aquí los pecados de la izquierda se perdonan con indecente benevolencia. Si en lugar de ser Errejón hubiese sido un dirigente del PP o Vox el autor de esta presunta agresión, este ya tendría que haber abandonado no ya su escaño, sino el país rumbo al exilio.
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