Cerrar Televisión Española
El presupuesto de RTVE para 2025 asciende a 1.220 millones de euros, unas tres veces el importe anunciado para los enfermos de ELA, que ya veremos si algún día les llega. Eso nos cuesta unos 25 euros por persona al año; en un hogar de cuatro miembros, 100 euros, más de lo que cuesta suscribirse a Netflix, HBO o Amazon Prime. La audiencia media del grupo RTVE ronda el 18%. Esto significa que, de cada 100 personas que estaban viendo la televisión en un momento dado, 18 sintonizaban algún canal de RTVE. Teniendo en cuenta que cada vez menos gente ve la televisión tradicional y que se estima que un 44% de los españoles no forma parte de la audiencia porque nunca enciende la televisión, en realidad la audiencia de RTVE representa aproximadamente al 10% de los españoles, incluyendo ahí los partidos de fútbol de la selección española, que perfectamente podrían emitirse en abierto por otro canal y sin cuya emisión se estima que la audiencia de RTVE se reduciría entre un 20% y un 30%. Sin fútbol, RTVE tendría menos audiencia que los votantes que le quedan a Podemos y a Sumar juntos.
Además de los argumentos económicos y por su escasísima audiencia, existen otros motivos de peso que justifican el cierre de unas cadenas de televisión públicas que, si acaso tuvieron sentido en otra época, se han visto gravemente afectadas por la obsolescencia tecnológica. Las televisiones públicas surgieron cuando la inversión necesaria para desarrollar una infraestructura con cobertura nacional hacía imposible que la iniciativa privada prestara este servicio; pero esa situación está superada desde hace tiempo. Hoy, RTVE se ha convertido en una herramienta absolutamente politizada que, lejos de ofrecer un servicio público plural e independiente, compite con las cadenas privadas emitiendo ficción (series, concursos, programas de entrevistas) y, sobre todo, informativos y tertulias con un descarado sesgo hacia la extrema izquierda sanchista.
Pero la puntilla definitiva la dio la semana pasada el manipulador Javier Ruiz en su programa diario Mañaneros 360. Con toda su cara dura, el novio de la tertuliana ultraizquierdista Sara Santaolalla, para atacar al PP de Andalucía, disfrazó de médico a quien luego se ha sabido que es la Secretaria de Salud de UGT Sevilla: una cocinera del Hospital Virgen del Rocío durante 25 años que recientemente obtuvo una plaza de auxiliar administrativo que no ocupa por estar liberada sindicalmente. A esta liberada sindical le puso una bata de médico, le colgó un fonendoscopio del cuello, la rotuló como sanitaria y le preguntó: «¿Qué habéis comentado vosotros?, porque solo podéis acceder los médicos»; a lo que la sindicalista respondió: «Nosotros estamos alucinando».
Todos sabemos que esto fue un teatrillo ensayado, pero por si algún ingenuo le otorgaba al pseudoperiodista algún beneficio de la duda, él mismo se encargó al día siguiente de dejar claro que la manipulación había sido completamente intencionada. Cuando se descubrió y se publicó que TVE había presentado como médico a una cocinera de UGT, Javier Ruiz la volvió a entrevistar, la presentó esta vez como «sanitaria Responsable de Admisión en Traumatología del Hospital Virgen del Rocío», enseñó a cámara un papel que dijo que era oficial en el que solo se leía Junta de Andalucía y, en lugar de reconocer que había intentado engañar a la audiencia haciendo pasar por médico a quien ni siquiera es sanitaria, lanzó un nuevo bulo que fue rápidamente desmentido por la propia entrevistada, quien aclaró que no era responsable de nada, sino una simple auxiliar administrativa liberada de UGT.
Hace un par de días dimitieron el director general y la directora ejecutiva de Noticias de la televisión pública británica BBC, al saberse que en su cadena se había manipulado un discurso de Donald Trump para hacer creer a la audiencia que el presidente de EE.UU. había instigado directamente el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Estaría bien que, como consecuencia de estos bulos, presentaran su dimisión el presidente de la Corporación, José Pablo López Sánchez; la directora de Informativos, Maribel Sánchez-Maroto; y el propio pseudoperiodista, Javier Ruiz. Pero no sería suficiente. Son tantas las manipulaciones, los bulos y el sectarismo de lo que debemos llamar Tele Pedro, que ha llegado el momento de cerrar Televisión Española.
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