Opinión

La Cataluña constitucionalista se rinde al efecto Feijóo

El próximo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se ha convertido en un auténtico revulsivo para su partido. Cuando todavía no ha sido designado máximo dirigente de los populares, su gira por distintas comunidades españolas está despertando un interés inusitado. En Barcelona, Núñez Feijóo fue aclamado durante su intervención en un acto multitudinario en el que presentó las líneas de maestras de su proyecto. En un territorio donde el PP no ha sabido en décadas conectar con las bases sociales del constitucionalismo, Feijóo ha mostrado una enorme capaz de seducción. Es un hecho, sin duda, relevante, porque Cataluña se le ha atragantado a los populares, incapaces de seducir con un proyecto ilusionante capaz de hacer frente al separatismo.

Núñez Feijóo ha logrado en apenas tres semanas sacar a su partido de la crisis más profunda de su historia y despejar los negros nubarrones que se cernían sobre una formación triturada por la deslealtad hacia sus votantes de una dirección acomplejada y obsesionada con dinamitar de forma artera la proyección de las figuras de mayor peso específico del partido, como Isabel Díaz Ayuso. El éxito del presidente de la Xunta ha sido saber hacer de la necesidad virtud y convertir una implosión del partido en una oportunidad de futuro. Si hace tres semanas Pedro Sánchez se frotaba las manos, hoy el presidente del Gobierno tiene razones suficientes para pensar que el cambio en la dirección del PP complica, y mucho, su futuro político.

El éxito de Feijóo en Barcelona revela que en Cataluña el PP puede y debe impulsar un nuevo proyecto político que acabe con décadas de frustración y hastío de unas bases sociales que no se sintieron concernidas con la acción meliflua de una formación incapaz de erigirse en ariete del constitucionalismo frente al golpismo separatista. Si Núñez Feijóo logra devolver la ilusión a esos votantes que se quedaron políticamente huérfanos, el PP podrá abordar con serias garantías de éxito su plan de erigirse en sólida alternativa de Gobierno.