Opinión

Casado debe relevar hoy mismo a Cosidó

Negar tres veces una realidad nunca ha sido una buena estrategia. La Biblia contiene un caso muy célebre al respecto. El portavoz en el Senado del Partido Popular, Ignacio Cosidó, ya ha rechazado en dos ocasiones haber tenido algún tipo de relación con el comisario José Villarejo. La primera fue a principios de octubre, cuando dijo que «al poco tiempo de llegar a la dirección de la Policía me encontré con Villarejo, me saludó, y esa ha sido la única relación que he tenido con él». La segunda, este mismo miércoles a través de un comunicado en el que ha negado «rotundamente» su vinculación con la operación desvelada por OKDIARIO para recuperar los papeles comprometedores de Luis Bárcenas.

Tras la nueva exclusiva de este jueves, resulta difícil pensar que Cosidó se atreva a negar una vez más tanto su relación con Villarejo como su incidencia en la operación que pretendía recuperar los papeles que comprometían a Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Javier Arenas. La nueva exclusiva de OKDIARIO pone negro sobre blanco, prueba documental incluida, cómo Villarejo comunicó por escrito a Cosidó, entonces director de la Policía, la operación de «penetración e inteligencia» de la Gürtel. Para no conocerlo «de nada», el actual portavoz del PP en el Senado tuvo encima de su mesa la declaración expresa de las actividades desarrolladas por Villarejo desde su ingreso en la Policía en 1972. La obligación del máximo responsable policial, y número tres en el escalafón del Ministerio del Interior en la época de Jorge Fernández Díaz, era estar al tanto de todas las acciones sensibles.

Cosidó no fue una excepción, ya que resulta prácticamente imposible que un documento como el que remitió Villarejo, dirigido a la «Dirección General de la Policía, Dirección Adjunta Operativa» y con registro de entrada, no acabara en sus manos. Por lo tanto, no sólo estuvo al corriente de las acciones con las que la cúpula de Interior sobornó al chófer de Bárcenas con 48.000 euros de los fondos reservados y una plaza en la Policía Nacional, sino que además tuvo entre sus manos el currículo completo del hombre con el que, supuestamente, sólo le unía un mero «saludo». Tanto Cosidó como el resto de la cúpula de aquel ministerio tienen que dar muchas explicaciones. Desarrollar un dispositivo sin autorización judicial, utilizar fondos reservados de manera irregular y mentir sobre todo ello puede llevar aparejada una ristra de delitos que abre de par en par el Código Penal desde el artículo 404 al 427.