Opinión

Carrefour y la «canastilla cubana» de Yolanda

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sigue erre que erre con su plan para limitar el precio de una serie de productos básicos y elaborar con ellos unas cestas de abastecimiento que son una copia de las denominadas «canastillas» cubanas, los paquetes que aún hoy reciben los cubanos en base a sus cartillas de racionamiento. Ayer la ministra se reunió con los responsables de las cadenas de alimentación, que le hicieron ver que su plan, además de vulnerar las más elementales normas de la competencia, no solucionaría nada y, además, trituraría a los productores y pequeños establecimientos. A día de hoy, sólo Carrefour se ha prestado a la estrategia de la ministra de Trabajo, aunque con trampas. Porque fue hablar la ministra y salir la cadena francesa a hacerle la ola, aunque semanas antes del anuncio de Díaz lo que hizo Carrefour fue subir los precios. Entre los 30 productos señalados por la ministra hay arroz, aceite, sal, pasta, café, jabón de fregar, leche, mermeladas, galletas y harina, alimentos que forman la columna vertebral básica de la cartilla de racionamiento cubana. La «Libreta», como la conocen los isleños. En ninguna de ambas se incluyen productos frescos. En la de Carrefour, tampoco. La Canasta Básica de Alimentos es la denominación oficial de esa conocida cartilla de racionamiento cubana que es controlada a través de las «bodegas»: los economatos estatales que gestionan funcionaros cubanos con mano de hierro.

Que Yolanda Díaz se inspire en el plan cubano tiene tela, pero al fin y al cabo, de casta le viene al galgo: entre comunistas anda el juego. Ahora bien, que Carrefour se preste al juego de la ministra con una campaña publicitaria «fake» dice muy poco de una empresa que, de espaldas al sector, ha decidido sumarse a la farsa. Esto no es Cuba -al menos, por ahora- y Carrefour se arriesga a que el tiro le salga por la culata.