El bulo de los bulos contra Sánchez
Ya circulan las listas negras con los medios de comunicación que Pedro Sánchez va a poner en la diana y en todas ellas, cómo no, tiene un lugar destacado OKDIARIO. También empieza a saberse ya cuáles serán los poco democráticos métodos con los que se va a intentar, si no acabar con ellos, al menos ponerlos en serias dificultades económicas.
En la entrevista que el Telediario de TVE realizó a Pedro Sánchez el pasado lunes, éste dijo cosas como que «lo que no puede ser es que se confunda la libertad de expresión con la libertad de difamación» y que «se ha planteado un debate muy necesario; el de cómo fortalecer la democracia ante una maquinaria de fango que crea noticias falsas y propaga bulos y desinformación con absoluta impunidad». En su carta a la ciudadanía, con la que engañó a sus votantes anunciando que se iba a tomar 5 días para pensarse si seguía o abandonaba, también soltó perlas como hablar de «medios de marcada orientación derechista y ultraderechista», «cabeceras ultraconservadoras», o «galaxia digital ultraderechista».
Las redes sociales y los nuevos medios de comunicación digitales han revolucionado el control de la información a nivel mundial. Hace no demasiados años, cuando el PSOE se hacía con el Gobierno y conseguía controlar RTVE, con el apoyo de El País y La Ser, lograban un control casi absoluto de la información que llegaba a la inmensa mayoría de los votantes, ya que las escasas cabeceras de prensa escrita que no controlaban tenían una difusión muy limitada. Pero ya en 2010, la revista Time reconoció que Twitter y Facebook tenían un notable nivel de influencia pública y a finales de 2015 se fundó OKDIARIO. Hoy en día es imposible que, democráticamente, ningún partido político pueda controlar la información como le gustaría.
No obstante, la difamación de la que habla Pedro Sánchez está penada en España desde hace décadas, ya que nuestro Código Penal regula los delitos contra el honor en sus artículos 205 al 216. Según ellos, cualquier información falsa que sea publicada perjudicando la reputación de una persona es castigada con penas de prisión que pueden llegar hasta los 2 años en los casos más graves. Sin embargo, ni la esposa de Pedro Sánchez ni él mismo han hecho uso de estos instrumentos legales para defender su honor, sino que se han limitado a enviar dos correos electrónicos solicitando que se rectifiquen un par de titulares que les parecen subjetivos, sin entrar a desmentir el grueso de las informaciones publicadas.
Así pues, parece claro que el presidente del Gobierno no se va a arriesgar a abrir procesos judiciales en los que, inevitablemente, tendría que acreditarse con pruebas la difamación de la que tanto se queja. En vez de demostrar en un juzgado que se les está difamando, el PSOE y sus socios de Gobierno han comenzado a solicitar en las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP «la relación detallada de medios de comunicación y cantidades que recibe cada uno de ellos a través de subvenciones y/o publicidad institucional». Paralelamente, igual que han hecho las repúblicas bananeras que le están sirviendo de modelo, se comenzará a presionar a las empresas públicas y privadas para que retiren sus campañas de publicidad de los medios de comunicación incluidos en sus listas negras. Se intentará arruinar al que no se deje amordazar.
Con esta campaña iniciada por Pedro Sánchez contra la libertad de expresión ni siquiera va a tener que demostrar que su esposa no ha usado su influencia para medrar profesionalmente, o que no ha hecho negocios enseñando a captar los fondos públicos que reparte su marido, o que no ha recomendado por escrito a sus patrocinadores para que se les adjudiquen contratos públicos y no se ha reunido en secreto con los dirigentes de las empresas que financiaban sus proyectos, días antes de que fueran rescatadas por el Gobierno presidido por su marido.
Al más puro estilo kirchnerista y chavista, Sánchez toca a rebato y las hordas del PSOE se lanzan en masa a difundir el bulo de los bulos contra la sanchosfera según el cual, cualquier información que le perjudique pasa inmediatamente a considerarse falsa sin más y los medios de comunicación que se atrevan a difundirla, entran en ese mismo instante a formar parte de los pseudomedios ultraderechistas que deben ser asfixiados económicamente hasta que tengan que cerrar. Un dos de mayo nadie debería olvidar que los españoles, cuando nos ponen entre la espada y la pared, somos maestros de esgrima… o de garrotazos; y en OKDIARIO somos muy españoles.
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