Un bochorno nacional
Esta semana hemos vivido en el Congreso de los Diputados un bochorno nacional. Visitaba nuestro Parlamento el presidente de Perú, Martín Vizcarra. Perú es una de las repúblicas iberoamericanas más españolas de todos los países de América Latina y ha venido aquí a reivindicar el cariño que nos tienen y, también, cómo no, a llevar a cabo acuerdos comerciales que son beneficiosas a ambas partes.
El dirigente peruano llegó a la Cámara Baja invitado por la presidenta Ana Pastor y, naturalmente, por todos los parlamentarios, e hizo un discurso de reivindicación española y la libertad en Venezuela, algo que aprueban todos los países del Grupo de Lima. ¿Y qué pasó? Que el PSOE y Podemos, la izquierda radical, se quedó sentada y sin dar un pequeño aplauso que hubiera sido de ratificación de una complicidad con lo dicho por Martín Vizcarra. Pero no, no fue así. Sánchez ordenó a sus diputados que no dieran ni una pequeña palmada en la espalda a un hombre que venía a reivindicar una democracia en América Latina y Venezuela.
¿Qué fue lo que pasó? Sencillamente porque Sánchez es socio y cómplice de los comunistas, los separatistas y los proetarras; y querrá, además, reivindicar si las cuentas le salen un ‘Gobierno Frankenstein’ como el que tiene ahora. Martín Vizcarra ha sido sólo un acontecimiento anecdótico, lo importante es lo que está pasando en España, es decir, que habrá elecciones el próximo 28 de abril y si se repite esta mayoría toda España sufrirá. Que la derecha y la derechorra se entiendan.
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