Begoña, estadista cósmica

Begoña
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

¡Hay que ver la metamorfosis operada en Begoña Gómez desde que disfruta del poder! Lástima que la ambición y las malas compañías le llevaran a creerse que, al igual que su marido, es de verdad. Esa errónea percepción le condujo el pasado miércoles hasta la comisión de investigación en la Asamblea de Madrid que trata de averiguar si se ciscó en los planteamientos éticos al albur de ser la mujer de Pedro Sánchez.

La «señora presidenta», como la reconocen sus deudos, ha aprendido recientemente que el hecho de dormir con el presidente del Gobierno no concede derecho alguno a utilizar el poder en beneficio propio y, aunque no se cometa delito, hay unas normas éticas que hay que respetar. Mira por dónde, ella que lo que pretendía era hacer caja a la chita ordenando, se ha convertido en una celebridad cuyo nombre y apellido aparecen impresos en todos los periódicos del mundo y su cara en todas las televisiones.

¡Se ha convertido en una celebridad! Incluso a su pesar, como aquel celestino de épocas pasadas. Aunque el columnista pretende ser caritativo pese a las fechorías ad hominem perpetradas por su marido (ya sé que él y ella no se lo merecen) contra este modesto escribidor y otros colegas que nos ejercitamos y conducimos en la libertad de pensamiento y tenemos criterio propio, no puede por menos que poner los hechos con blanco y sus procederes como negro.

Alguien le aconsejó que se metiera con los jueces. Agua. Alguien le ha aconsejado que guardara un despreciativo silencio en sede parlamentaria. Agua. Alguien le aconsejó que hiciera un feo a la Justicia en la persona del juez Peinado. Agua. Vete a Brasil, disfruta, y a la vuelta te sientas delante de mí.

Ella, Begoña, su marido, Pedro, y la brunete mediática sanchista se empeñan en esconder la cabeza bajo el ala. Se aprovecharon del poder. Punto. Y ya pueden hacer con todos nosotros como con Galileo Galilei, la tierra se mueve y hubo trinque.

Fin del primer capítulo de una serie que continuará.      

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