La batalla de la plusvalía: un reto para el PP
Hace dos semanas, al hilo de la Sentencia del Tribunal Constitucional por la que se declaraba ilegal la plusvalía, les comentaba que el partido que más beneficio electoral podría sacar al tema era Vox, toda vez que el PP (en voz de Terol y Almeida) no había dicho nada contra la continuidad del impuesto. En dicho artículo les recordaba que, como dice el Artículo 59 de la Ley de Haciendas Locales, cada Ayuntamiento podría suprimir la plusvalía si quisiera.
Siguiendo la pista del tema, leí la semana pasada un interesante artículo de nuestro querido colaborador José María Rotellar en el que nos recordaba que hubo un proyecto para eliminar la plusvalía en el Ayuntamiento de Madrid, “ya que Esperanza Aguirre, con su candidatura en 2015, tenía pensado acabar con él”.
Como todo el mundo sabe, el PP se ha caracterizado por su apuesta clara contra el impuesto de sucesiones en sus comunidades autónomas durante los últimos años. La reducción o cuasi-supresión del impuesto en las herencias de padres a hijos ha sido una marca del partido los últimos veinte años que le ha generado victorias consecutivas en varias autonomías, y que ha atraído hacia esos territorios a muchas personas que huyen del socialismo de otras tierras.
Considerado el precedente del impuesto de sucesiones, considerado el antecedente del proyecto de Esperanza Aguirre 2015 de suprimir la plusvalía en Madrid, y considerado que el debate sobre la plusvalía se ha reabierto, el PP tiene ante sí el reto de diferenciarse del PSOE en materia de plusvalía. Sus votantes lo agradecerían claramente. Y una apuesta por la supresión del IIVTNU o plusvalía municipal daría un gran futuro a los municipios gobernados por las derechas y grandes éxitos electorales al PP.
El problema es que dicha apuesta ocasionaría una pérdida de recursos, y ello obligaría a algo que el PP nunca se ha atrevido a hacer: reducir el gasto público (en este caso el municipal). Como recuerda Rotellar “muchos ayuntamientos deberían aprovechar ahora para reducir lo que no sea imprescindible de sus actuaciones de gasto y renunciar a volver a imponer un impuesto tan injusto como es la plusvalía”. ¿Y como hacer eso? Dejando de gastar en cosas que no son de competencia municipal. Como explica Rotellar “los ayuntamientos deben prestar los servicios básicos de asfaltado, alumbrado público, alcantarillado, pavimentación, seguridad, bomberos y servicios de emergencia, tráfico, conservación de parques y jardines y seguridad, y poco más. El resto es meterse en funciones que no les corresponden; no es que sean competencias impropias, como les gusta decir, es que no son sus competencias, y, por tanto, no deben llevarlas a cabo ni malgastar el dinero del contribuyente en actuaciones que no deben hacer, dinero que es obtenido vía impuestos”. Traducido esto al politiqués: el PP podría bajar la plusvalía si se atreviera a romper con el gran consenso socialdemócrata en el gasto municipal.
Como dijimos hace dos semanas, el tema de la plusvalía abre para Vox una oportunidad única de crecimiento electoral. Pero también podría abrirla para el PP, lo cual es un todo un reto para el partido: ¿se atreverá el PP a dejar de ser municipalmente socialdemócrata?
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