Opinión

La amante del Rey

Lo que mucha gente sabía queda certificado en la conversación grabada por Villarejo a Corinna hace tres años y conocida ahora. En cualquier país democrático esto llevaría a una investigación sobre el Rey emérito aunque en el nuestro, con tantos años en penumbra en materia de transparencia, el comisario jubilado y la amiga entrañable del rey pasarán por los tribunales, el descrédito social y la cárcel antes que investigar al exjefe del Estado. El Congreso se declara inhabilitado legalmente para controlar a la Casa Real, una declaración definitiva sobre el nivel de nuestra democracia. No será que no hay materia para investigar. Se especula sobre las pretensiones del filtrador de la grabación, que está en poder del juez, los fiscales y la Policía. No sé qué beneficio obtendría de la misma el comisario Villarejo, que avisó al juez del riesgo de su filtración. Rajoy fue alertado mediante la entrega de una carta de Villarejo y nada hizo.

También le avisó Villarejo de la pérdida de millones de dólares de fondos reservados en un rescate por un secuestro, respondiendo el director del CNI con un recibo. ¿Terroristas secuestradores firmando recibos? España. Que el conocimiento público de lo que dice Corinna iba a ser utilizado por partidos republicanos para tratar de mover los cimientos de la monarquía era evidente. Que ello va a llevar al PSOE y a su Gobierno a una complicada situación, también. El motivo de la filtración puede ser desde un “aviso a navegantes” de algunos de los actores implicados en el sainete que vivimos desde hace años, al que no es ajeno el director del CNI, a alguien que quiera remover los cimientos de la monarquía, debilitar al Gobierno o que se conozcan prácticas corruptas hasta ahora impunes. Nos debería preocupar que el Rey emérito no haya explicado el origen oscuro de su opaca fortuna.

Al mismo tiempo que se producía esta polémica se podía leer una noticia sobre la presidenta de Croacia, que se desplazaba en turista, vuelo regular y pagado por ella, para asistir a la participación de la selección nacional de futbol de su país en el mundial de Rusia. Y descontándose los días que iba a estar allí de su salario. Comportamiento que evidencia un modelo de sociedad y de prácticas de su clase dirigente radicalmente distintas de las que se practican en España que se heredaron de la dictadura. La pompa, el boato, el político que se gasta miles de euros en clubs con su tarjeta oficial, los escoltas –con la excusa del terrorismo—, coches oficiales, dietas, privilegios y prebendas de la clase política son síntomas que nos deberían haber hecho reaccionar como sociedad hace muchos años.

¿Se imaginan a Rajoy, Pedro Sánchez, Aznar, Zapatero o Felipe González viajando en turista, abonando su billete de avión para asistir a un mundial de futbol y descontándose los días que emplean de su salario? ¿O yendo a trabajar en su coche sin escolta, prácticas estas que son habituales en varios países europeos? Los políticos españoles viajan en avión oficial, llevan invitados a cuantos familiares y amigos les parece y así actúan en todos los ámbitos de actividad. Estos comportamientos nos definen como sociedad y conducen a lo que ahora se empieza a conocer, que ha sido denunciado en diversos libros con poca o ninguna repercusión en los medios de comunicación. Abramos las ventanas, obliguemos a cambiar el comportamiento de la clase política española y empecemos por el principal protagonista de la Transición, el Rey emérito, construyendo un Estado y una sociedad más justa, digna y decente.