¿Alguna posibilidad para los «Los resentidos»?

No me extraña que trenes y todo lo que depende del departamento ministerial de Óscar Puente funcione como funciona. Perejil sanchista de todas las salsas, Puente ha calificado de banda de «resentidos» a los dirigentes autonómicos que lo fueron o lo son y desechan al PSOE de Pedro Sánchez.
«Resentidos que no ganarían ni una elección mínima en su pueblo», es la respuesta pública del mayor fan sanchista que aspira a ser el hereu cuando el «one» no tenga más remedio que poner pies en polvorosa.
¿Quiénes son los «resentidos»? El primero García-Page, castellanomanchego, que no sólo gana las elecciones internas en el PSOE, sino que resulta imbatible en las urnas dentro del territorio que gobierna hace muchos años. El segundo «resentido» (Puente dixit) sería Javier Lambán, otrora gran barón aragonés, que hoy sólo aspira a ver cómo su PSOE vuelve a ser socialdemócrata, esto es, una formación de centro izquierda no socialcomunista.
El otro «resentido» es el eterno vasco Nicolás Redondo Terreros, al que ya tiraron por la ventana por defender las esencias del PSOE de 150 años. Lo que ha desquiciado al ex alcalde de Valladolid es el todavía joven Eduardo Madina, víctima de ETA, al que Sánchez ganó en primarias. Madina es persona respetada dentro de la izquierda moderada y ha demostrado que es capaz de ganarse la vida honradamente sin la política. Su pronunciamiento es lo que ha sacado de quicio al dóberman sanchista. Y eso que son «compañeros» del alma… ¡Cómo será con los enemigos a muerte!
Los «resentidos», hoy por hoy, no tienen posibilidad alguna de derribar internamente al gran leviatán socialista que lleva ya más de siete años controlando a su antojo el partido que fundara Pablo Iglesias. Sánchez, con la inestimable ayuda de Ábalos (en su día) y Santos Cerdán (actualmente) ha barrido literalmente cualquier oposición interna.
Otra cosa es que el hundimiento general, perfectamente descriptible en estos momentos, comience a dar alas e insuflar oxígeno a los críticos o «resentidos». Esto no ha hecho más que empezar.
Les recomiendo que no pierdan de vista la pantalla.