Opinión

El alegato de la finalista

Paloma Sánchez-Garnica, finalista del Premio Planeta 2021, ha expresado en forma de alegato algo que está en el ADN de las sociedades democráticas y libres como única posibilidad de avanzar (progreso) y no retroceder (reacción) porque una cierta izquierda (generalmente de caviar) ha corrompido hasta los conceptos mismos.

Dice Sánchez-Garnica que “necesitamos una sociedad libre, capaz de plantar cara al poder…”

¡Y tanto! En la práctica, desde que en España se instauraron las libertades entre abrazos de ganadores y perdedores de la Guerra Civil, nunca se ha sido más dependiente del poder, o lo que es lo mismo, más serviles y temerosos ante el gran leviatán.

Cómo será el asunto que hasta una persona que lideró -aquello sí fue un líder, con sus fallos, sin duda, pero un líder- y transformó España, Felipe González, ha pedido a su sucesor que no impida el sentido crítico dentro del PSOE, es decir, del poder actual. ¿Pedir libertad para expresarse y posicionarse al jefe entre sus conmilitones? Es el más feroz alegato que he escuchado nunca de un ex dirigente a un dirigente en ejercicio. Luego vino aquellos de las “tiranías” en clara referencia al amor que profesan determinados sanchistas a los regímenes autoritarios y represores de Cuba y Venezuela sin necesidad de extendernos a otros países que padecen tan singular calaña.

¿Una sociedad libre que plante cara al poder? El poder político lo inunda todo en la España de Sánchez. Los medios de comunicación (salvo excepciones), las grandes corporaciones industriales y económicas (salvo la Iberdrola de Galán), las Cámaras (ahí está el Congreso de los Diputados bajo la botita primorosa de Batet reinterpretando al Tribunal Supremo), las instituciones de signo vario…, el reparto del dinero europeo…¡Todo!
Qué gran canto, Paloma, si hubiera buen oído. No nos rendiremos.