Opinión

2023, el año en el que Sánchez reventó todos los detectores de mentiras

OKDIARIO ha tenido que llevar a cabo una prolija y detallada labor de detección de mentiras de Pedro Sánchez en el año que termina, acaso el de mayor frecuencia de patrañas de un presidente del Gobierno de la historia de España. Y decimos que la labor no ha sido sencilla porque no ha habido prácticamente semana del año en la que Sánchez no haya faltado a la verdad, a veces de forma clamorosa, a veces de manera taimada. El hecho de que 2023 haya sido año doblemente electoral ha propiciado que la tendencia natural al embuste del líder socialista haya batido todas las plusmarcas mundiales. Desde su no inicial a la amnistía o el rechazo a pactar gobierno alguno con Bildu -mentiras clamorosas- a otras patrañas menores, pero igualmente reveladoras del carácter mendaz de un jefe del Ejecutivo que ha hecho de la falsedad su forma de manejarse en política.

El recuento de mentiras llevado a cabo por OKDIARIO retrata de manera cabal a un personaje que se ha convertido, por méritos propios, en un truhán, en un mercachifle redomado. Su palabra no vale nada, pero el coste de la ausencia de valores del presidente del Gobierno ha provocado un daño inmenso a España, vendida como si fuera una simple mercancía a cambio de su permanencia en la Moncloa. Sánchez ha entregado el Estado a cambio del Gobierno, un trueque indigno que ha venido acompañado de una catarata de mentiras. En campaña electoral Sánchez dijo aquello de que «cambiar de opinión no es mentir», una manera indecente de tratar de justificar sus embustes. Después de ese pretexto ruin en campaña electoral, Sánchez «cambió de opinión» sobre la amnistía y sobre los pactos con Bildu para elevar todavía más su nivel de infamia política. Y lo seguirá haciendo, porque el presidente del Gobierno ha naturalizado la indecencia hasta el punto de convivir con ella sin apenas inmutarse.