Reciclaje en el espacio

Reciclaje en el espacio: las tres erres de la economía circular llegan a las misiones extraterrestres

Expertos de la Universidad de Surrey proponen aplicar la filosofía circular de la reducción, reutilización y reciclaje a los satélites

Más de 40.000 objetos del tamaño de un cubo de Rubik vagan actualmente como basura espacial orbital

  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Científicos especializados en sostenibilidad y espacio de la Universidad de Surrey (Reino Unido) proponen aplicar el reciclaje y la economía circular al espacio, extendiendo los principios de reducción, reutilización y reciclaje a satélites y naves espaciales.

La propuesta, publicada en la revista Chem Circularity de Cell Press, busca transformar el sector espacial, desde el diseño y la fabricación hasta la reparación en órbita y el aprovechamiento de materiales al final de su vida útil.

Con más de 11.000 satélites orbitando alrededor de la Tierra y una aceleración en aumento en los lanzamientos espaciales privados, los expertos advierten sobre la urgencia de evitar repetir en el espacio los errores ambientales cometidos en nuestro planeta.

Evitar los mismos errores que en la Tierra

Cada lanzamiento de un cohete implica la pérdida de toneladas de materiales valiosos y la liberación a la atmósfera de enormes cantidades de gases de efecto invernadero y sustancias que dañan la capa de ozono.

«A medida que la actividad espacial se acelera, desde las megaconstelaciones hasta las misiones a la Luna y Marte, debemos asegurarnos de que la exploración del espacio no repita los errores cometidos en la Tierra», afirma el autor principal Jin Xuan, de Surrey. «Un futuro espacial sostenible comienza con tecnologías, materiales y sistemas que trabajan en conjunto», añade.

Un problema creciente

El impacto ambiental no termina con el lanzamiento. Cuando se desmantelan naves y satélites, rara vez se reciclan los materiales. La mayoría de los satélites se trasladan a «órbitas cementerio» o terminan como desechos orbitales.

Actualmente, más de 40.000 objetos del tamaño de un cubo de Rubik vagan por encima de nuestras cabezas, además de cerca de un millón de residuos del tamaño de un dedal y 140 millones más grandes que un grano de arroz.

Estos fragmentos representan una amenaza constante para los satélites operativos, que deben monitorizarse continuamente para evitar colisiones a 28.000 kilómetros por hora. Según Alberto Águeda, director de vigilancia espacial en GMV, cada uno de nosotros interacciona diariamente con unos 100 satélites, aunque no los percibamos. De los más de 11.000 satélites en órbita, más de 7.000 pertenecen a Elon Musk.

Economía circular en el sector espacial. (Fuente: Chen Circularity).

Economía circular extraterrestre

Estas prácticas son insostenibles, advierten los autores, especialmente con la aceleración de los lanzamientos espaciales privados que debe implicar al sector en el reciclaje en el espacio.

Los expertos argumentan que es necesario un cambio hacia una economía espacial circular, donde los materiales se diseñen para su reutilización, reparación y reciclaje. Las lecciones de las industrias de electrónica personal y automoción podrían ofrecer información valiosa.

«Nuestra motivación fue llevar el debate sobre circularidad al ámbito espacial», afirma Xuan. «El pensamiento de economía circular transforma materiales y fabricación en la Tierra, pero rara vez se aplica a satélites o hábitats espaciales». La construcción de esta economía comienza con las tres R: reducir, reutilizar y reciclar.

Reducir y reutilizar

Para reducir residuos, el sector espacial debería aumentar la durabilidad y capacidad de reparación de naves y satélites. Para disminuir lanzamientos, los autores recomiendan reconvertir estaciones espaciales en centros de reabastecimiento y reparación de naves o fabricación de componentes. Esta estrategia permitiría extender la vida útil y optimizar recursos en órbita.

Para que naves y estaciones puedan reutilizarse, el sector debería invertir en sistemas de aterrizaje suave, como paracaídas y airbags. Sin embargo, dado que sufren desgaste considerable por las duras condiciones espaciales, cualquier componente reutilizable debería superar rigurosas pruebas de seguridad antes de su implementación.

Proporción de desechos espaciales. (Fuente: Chem Circularity).

Recuperación orbital

Los autores piden esfuerzos para recuperar desechos orbitales mediante redes o brazos robóticos, para reciclar materiales y evitar colisiones. Según Águeda, en la próxima década podrían iniciarse misiones de recuperación de satélites y, más adelante, reciclar basura espacial directamente en órbita.

La Agencia Espacial Europea está desarrollando tecnologías para este desafío. En las estaciones láser Izaña-1 e Izaña-2, en el Teide (Tenerife), se trabaja en un proyecto con haces láser para monitorizar y desviar desechos espaciales. El objetivo es alterar órbitas de fragmentos mediante iluminación láser, evitando colisiones con satélites operativos.


Mapeo de la sostenibilidad de los materiales en el sector espacial. (Fuente: Chem Circularity).

Tecnología e innovación

El análisis de datos y tecnologías digitales, incluyendo inteligencia artificial, serán esenciales para prácticas espaciales sostenibles. Los datos de naves espaciales podrían orientar el diseño y minimizar residuos, los modelos de simulación reducirían pruebas físicas costosas, y los sistemas de IA evitarían colisiones con desechos orbitales.

La creación de una economía espacial circular requiere considerar todo el sistema, no componentes individuales. «Necesitamos innovación en todos los niveles, desde materiales reutilizables en órbita y naves modulares actualizables, hasta sistemas que rastreen cómo envejece el hardware espacial», señala Xuan.

Colaboración internacional

El experto concluye que «necesitamos colaboración internacional y marcos de políticas para fomentar la reutilización más allá de la Tierra». La siguiente fase consiste en conectar química, diseño y gobernanza para hacer de la sostenibilidad el modelo espacial.

Sólo con esfuerzos globales será posible garantizar que misiones a Luna, Marte y más allá sean sostenibles, sin comprometer el entorno orbital terrestre impulsando el reciclaje en el espacio.