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Frases del poeta John Milton en el día de su nacimiento

Frases del poeta John Milton en el día de su nacimiento
Frases del poeta John Milton en el día de su nacimiento

Este 9 de diciembre pero de 1608 nacía en Londra el poeta John Milton. Murió el 8 noviembre de 1674 en Bunhill, Londra. Este inglés tiene muchas reflexiones que contarnos. Se le conoce como poeta e historiador. Os dejamos las frases del poeta John Milton en el día en el que nació.

Entre sus obras destaca El paraíso perdido, luego El paraíso Recobrado, en forma de poesía. Pero su prosa fue también destacada siendo un importante influente de las guerras civiles y de las evoluciones del momento americana y francesa.

No cabe duda que la gente tiene que estar loca o extrañamente obcecada para cifrar la principal esperanza de su fidelidad o seguridad común en una sola persona, la cual, en el caso de que sea buena, no puede hacer más que otro hombre, y si es mala tiene poder para hacer más daño que millones de otros hombres.

¡Oh bondad infinita, bondad inmensa, que hasta del mal haces nacer todo este bien, trocando en bienes los males, maravilla más grande que la de la creación al salir la luz de las tinieblas! Frases del poeta john milton

El abismo no tiene límites ni vacío, porque yo soy el abismo; lo infinito está lleno de mí. Pero yo, a quien nada puede contener, me retiro y no extiendo por todas partes mi bondad, que es libre de obrar o de no obrar: el hado y la necesidad en mí no influyen: mi voluntad es el destino.

No seas demasiadamente previsor respecto a la forma en que han de sobrevenir males inciertos; porque, aunque ellos hayan de ocurrir, ¿por qué ha de predecir el hombre la fecha de sus desgracias, mientras éstas permanecen desconocidas, y porqué salir al encuentro de aquello que más debería evitar?

Dios proclama la paz, y ellos viven, no obstante, dominados por el odio y la enemistad y en perpetua lucha; se mueven crueles guerras y devastan la tierra para destruirse unos a otros, como si no tuvieran, y en esto deberían cifrar su unión, sobrados enemigos en el infierno que día y noche conspiran para su ruina.

No lo negaré, pero la mejor disculpa contra los falsos acusadores es el silencio y el sufrimiento, y los hechos honestos contra las palabras deshonestas.

El comienzo de toda guerra puede descubrirse, no en el primer acto de hostilidad, sino en los consejos y los preparativos que le anteceden.

El espíritu lleva en sí mismo su propia morada y puede llegar en sí mismo a hacer un cielo del infierno o un infierno del cielo.

En adelante sabré que sufrir por causa de la verdad es elevarse con valor a la más alta victoria y que, para el fiel, la muerte es la puerta de la vida.

Su sentencia, sin embargo, le tenía reservado mayor despecho, porque el doble pensamiento de la felicidad perdida y de un dolor perpetuo le atormentaba sin tregua.

¡Oh conciencia, en qué abismos de miedo y horror me has sepultado; donde cada vez me hundo más y más, sin hallar un camino de evasión! Frases del poeta john milton

¿Cómo un corazón esclavizado ha de mostrar que se somete voluntariamente a su servidumbre, si cohibido por el destino, carece de toda elección posible?

El comienzo de toda guerra puede descubrirse, no en el primer acto de hostilidad, sino en los consejos y los preparativos que le anteceden.

Ten por seguro que nuestro fin no consistirá nunca en hacer el bien; el mal será nuestra única delicia, por ser lo que contraría la Suprema Voluntad a que resistimos.

Libremente servimos, porque libremente amamos; de nuestra voluntad depende el amar o no, y en ella por consiguiente estriba nuestra elevación o nuestra ruina.

Para los nobles como para los que no lo son, la vida más dulce es la más extraña a las armas, cuando no se acude a ellas por un impulso de desesperación.

En un mundo de fugitivos el que transita el justo camino, parece huir.

No creo en la casualidad ni en la necesidad. Mi voluntad es el destino.

Dicen algunos que ningún ser maligno de los que andan de noche o por la niebla, o el fuego, o por las lagunas o los marjales, y que ninguna escuálida y triste bruja, o inquieto y terco espíritu que rompe sus mágicas cadenas a la hora de la queda, ningún duende u otro tenebroso ser subterráneo tiene poder alguno para hacer daño a una verdadera virgen.

Pero ¡Si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible, más implacable, que a todas horas me amenaza con devorarme!

El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo. ¿Qué importa el lugar donde yo resida, si soy el mismo que era, si lo soy todo, aunque inferior a aquel a quien el trueno ha hecho más poderoso?

 

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